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Es la edad y la actitud

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Lo que hasta el mes pasado era una carencia, a partir del 1° de junio pasó a ser un diferencial positivo: la edad del candidato. Se decía que Lacalle Pou era joven para ser presidente y que no era para ésta sino para más adelante. Luchamos contra ese razonamiento conservador en el sistema político, y al final del camino la gente laudó: eligió renovar. Entonces empezó la carrera en el Frente Amplio para “bajarle” la edad a Vázquez. La foto de casi 80 años del líder frenteamplista compitiendo contra la de un candidato con la mitad de esa edad no era la mejor a partir del mensaje de las urnas. Entonces llamaron a Sendic. Al candidato a vice de la coalición lo terminó eligiendo, sin querer, el propio Lacalle Pou, es por éste que terminó en ese lugar: para bajarle el promedio de edad a Vázquez más que por otra cosa. A la gente le gusta mucho la “sub 20”, se cansó del sénior de izquierda.

Lo que hasta el mes pasado era una carencia, a partir del 1° de junio pasó a ser un diferencial positivo: la edad del candidato. Se decía que Lacalle Pou era joven para ser presidente y que no era para ésta sino para más adelante. Luchamos contra ese razonamiento conservador en el sistema político, y al final del camino la gente laudó: eligió renovar. Entonces empezó la carrera en el Frente Amplio para “bajarle” la edad a Vázquez. La foto de casi 80 años del líder frenteamplista compitiendo contra la de un candidato con la mitad de esa edad no era la mejor a partir del mensaje de las urnas. Entonces llamaron a Sendic. Al candidato a vice de la coalición lo terminó eligiendo, sin querer, el propio Lacalle Pou, es por éste que terminó en ese lugar: para bajarle el promedio de edad a Vázquez más que por otra cosa. A la gente le gusta mucho la “sub 20”, se cansó del sénior de izquierda.

Los partidos políticos fundacionales tuvieron un gran desgaste con el correr de los años, fue lo que terminó llevando al FA al gobierno. Pero el desgaste del FA en éstos 10 años de gobierno fue mucho más rápido que el de Blancos y Colorados en 20 desde la recuperación democrática. Con sus carencias y sus defectos los procesos de renovación política dentro de la actual oposición fueron muchos más dinámicos que los que tímidamente se intentaron en el FA y fracasaron dinamitados por las gerontocracias políticas que allí mandan.

Tabaré Vázquez es candidato principal del FA desde el año 1989, primero a la intendencia de Montevideo que era la principal candidatura porque era la que podían ganar, como sucedió ese año. Luego la repitió, pero a la presidencia en 2004, y en 2014. Lleva 25 años cerrándole la puerta a cualquier renovación. Incluso cuando no pudo ser candidato, por impedimento constitucional, manejó las piolas del poder y fue también protagonista de haberle bajado el dedo al intento de Daniel Martínez a la Intendencia. Optaron por un burócrata político que frenara los empujes renovadores. La pobre Constanza Moreira se contenta con alguna declaración disidente que adorna el aparato viejo y conservador de su coalición. Víctor Rossi, Azucena Berrutti, Bonomi, Maria Julia Muñoz son el comando vazquista, y no parecen ser un elenco de recambio. Ni Astori, ni Mujica ni Topolanski que lideran los principales grupos son tampoco ejemplo de renovación. En estos casos su presencia política, y de la otra, data de la década del 60. Definitivamente le pusieron al FA una cerradura y candado a prueba de renovaciones generacionales.

El candidato Vázquez sigue sin entender y se cree que un ómnibus al que sube con guardaespaldas y cámaras de televisión, como al que luego de años se subió el otro día, es una pastilla que los uruguayos se tragan. Los ómnibus normales no son tan glamorosos, y sin guardaespaldas desgraciadamente son fruto de la rapiña y la violencia frecuentemente.
La renovación no pasa sólo por la edad, sino por escuchar lo que la gente reclama, una actitud positiva, sin arrogancias ni soberbias del poder, ni doble discurso. Vázquez dijo “vamos bien” y con ese slogan, el FA votó muy mal en junio.

Quiere imponer una imagen de pueblo pero es el principal empresario médico del país, millonario si los hay. No pasa solo por su edad, sino también porque la mayoría del país se aburrió de él, y muchos frenteamplistas también.

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Javier García

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