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Las dos coaliciones

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Javier García
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Vamos a situarnos en el escenario más probable en octubre próximo: ningún partido gana con mayorías legislativas propias y hay balotaje.

Como resultado de esto, a partir de marzo del 2020, habrá un gobierno que deberá formar mayorías en el parlamento para gobernar; para ello deberá acordar y formar un gobierno de coalición. Las circunstancias políticas hoy dicen que los dos partidos que disputan la elección nacional son el Partido Nacional y el FA.

En octubre pasado, Luis Lacalle Pou adelantó que si nos tocara a nosotros va a convocar a una coalición que por primera vez será de más de dos partidos, y que además del Partido Colorado, invitará al Independiente y al de la Gente a integrarse. Así comenzará la ronda, obviamente que todo dependerá de las voluntades políticas y de la negociación respectiva. Pero de mano ese es el planteo.

Es lógico que esos sean quienes se sienten a dialogar, porque las coincidencias durante todos estos años estuvieron entre los cuatro, a saber: en valores democráticos y republicanos expresados en la defensa de la transparencia, y la buena administración. En investigar la corrupción en el Estado; en la libertad de expresión y contra una ley de medios que busca limitarla; en la representación soberana por encima de las corporaciones; en buscar cambios profundos en materia de seguridad; en devolverle a la educación un papel protagónico rechazando su papel instrumental en una lucha de poder gremial que la ha destruido.

Coincidimos también en una visión humanista y solidaria, no asistencialista ni prebendaria. Denunciamos los negocios oscuros con Venezuela y censuramos juntos al dictador y su narcosistema. Ninguno de los cuatro partidos fue escuchado como representantes de medio país. Hasta agraviados, como lo fue en su momento el senador Mieres por sectores oficialistas y amenazado de demandar ante la Justicia por denunciar la corrupción. Ni más ni menos.

El mapa de ruta está claro. Desde ya decimos con quienes formaremos coalición si nos toca. Es una señal de certeza y estabilidad política extraordinaria. Eso da garantías en lo interno y las da para los inversores y para aquellos que quieran venir a trabajar, invertir y usar nuestro país como plataforma de negocios. Eso es trabajo y oportunidades para el Uruguay.

En similar circunstancia, ¿con quién formaría mayorías el FA? ¿Es posible que lo haga con alguno de aquellos partidos a los cuales acusó de los peores males durante años? ¿A los que ignoró, agravió y despreció en sus tres gobiernos y con los que rompió todos los puentes? Cómo hará un partido que no logra ponerse de acuerdo en su interna, por ejemplo, en materia internacional, donde tiene grupos fanáticos de la dictadura de Maduro y otros que la rechazan tímidamente, para acordar con la oposición. La coalición Frente Amplio está atada tan débilmente que no puede ceder ni acordar afuera, salvo que se rompa.

El FA es Pit-Cnt dependiente, está sujeto al poder que de allí sale. El resto de los partidos creemos en la democracia representativa, no en el gobierno corporativo, en general, pero especialmente en el gobierno sindical en la educación y en la salud. Eso es republicanismo, en el cual no creen quienes mandan en el FA. Por eso no pueden armar una coalición de gobierno, salvo consigo mismo.

El próximo período es de mayorías que dan de certeza y garantías, o es de minorías caóticas.

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