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La bandera de Cardona

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Como estampida, de a uno tecleando en las redes, los muchachos del Frente Amplio, senadores, diputados, ministros, directores públicos, hasta el de la DGI, todos le daban a twitter y facebook pegándole a Lacalle Pou. A tres meses de la elección el tema de los escándalos de corrupción en ASSE, el balance escondido de Ancap, temas en casinos, las patoteadas de Vázquez, no existen para ellos. Sí la “bandera” de Luis que se ubicó en el centro de la campaña.

Como estampida, de a uno tecleando en las redes, los muchachos del Frente Amplio, senadores, diputados, ministros, directores públicos, hasta el de la DGI, todos le daban a twitter y facebook pegándole a Lacalle Pou. A tres meses de la elección el tema de los escándalos de corrupción en ASSE, el balance escondido de Ancap, temas en casinos, las patoteadas de Vázquez, no existen para ellos. Sí la “bandera” de Luis que se ubicó en el centro de la campaña.

No es común, es cierto, que un candidato bromee en la calle. No insultó a nadie, no trató de tarado ni de chorizo a persona alguna, no le dijo vagoneta a un trabajador. No se metió la plata del Estado en el bolsillo, no estafó licitaciones públicas, no anda maquillando balances en Ancap, no dice pavadas desde el poder. Tiene un problema: es joven y lo es con virtudes y defectos. No posa de viejo ni de presidenciable aburrido. Y aquello de que “ser joven no es delito” parece que está bien para hacer campaña política contra la baja de imputabilidad pero sentirse joven y desde esa generación aspirar a ser presidente es una herejía.

Si Vázquez disfruta de la millonaria “plusvalía” de la medicina (así debería catalogarlo el marxismo) ganando millonadas en sus clínicas a partir de su especialidad y luego hace discursos seudo sensibles a nadie le preocupa. Le fue muy bien en la dictadura, y que nadie se erice porque es la más pura verdad. Luego acrecentó su capital en democracia. Hace discursos desde la Teja pero habla desde la tranquilidad de sus cuentas bancarias. Esto es políticamente correcto para dirigentes del FA, no porque no les rechine, sino porque es un instrumento de poder para ellos, Vázquez les da cargos y a cambio le permiten su “licencia” de jugoso capitalista. Ahí la ideología no corre.

Mujica va en chancletas a imponer a un ministro o anda de groserías y eso es perdonable para muchos porque “es así”. La doble moral de los dirigentes frenteamplistas es bárbara. Pero aquí salieron a lo loco para ver si le sacan rédito a la “bandera”. Anduve estos dos días junto a Luis y Larrañaga por Soriano y Colonia. LP despierta una cosa muy particular entre la gente. La misma espontaneidad, políticamente incorrecta sin dudas, que lo llevó a hacer la pirueta callejera, es la que tiene para decir al final de un discurso, con la misma incorrección, que no deben creerle. Que deben controlarlo y solo sabrán si dijo la verdad al final del mandato.

Los políticos solemos decir “créanme”, no “no me crean”. Pero en fin, es así. No andamos con guardaespaldas como Vázquez en las giras, rodeado de patovicas con un arma en la cintura y con custodias petrificados en las puertas de los hoteles del interior. Nos gusta lo que hacemos y estamos convencidos del camino. No tenemos miedo de andar solos, y hasta de dejar que se note la alegría, por qué ocultarla. Por qué poner cara de político de molde si Luis ganó por romper el molde. Así que a prepararse porque habrá tantas críticas por ser distintos, como puntos en las encuestas subamos.

Como Lacalle Pou contó su pasado ahí no hay nada que no se sepa. No hay terror político para ejercer. ¿Qué queda? Que hizo la bandera. ¡Hay que terrible! Sin duda a contar por las reacciones de los dirigentes frentistas esto sí que es importante, mucho más que meter la mano en la lata y robarle la plata a los hospitales. Eso es apenas un banderín.

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Javier García

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