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Acomodos progresistas

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Javier García
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No es precisamente el desempleo el problema mayor dentro de los Comités de Base. Es decir, el desempleo de sus integrantes. Allí el tema está resuelto.

Por eso, con tiempo y salario asegurado, pontifican sobre la buena marcha del país, la mejora en seguridad, la buena economía progresista y las democráticas Cuba y Venezuela.

El despecho de Sendic puso en su boca revelaciones interesantes. Confirmaciones de algo que estaba a la vista y es el show de clientelismo y nepotismo más grande que se haya instalado en democracia. La debacle ideológica de la izquierda cambió ideas por cargos, contratos y curros varios. El FA luego de 15 años en el gobierno se transformó en una empresa de favores laborales, conjunción de intereses privados y públicos, amiguismo político y familiar. El dinero público fue derivado muchas veces para financiamiento político, oenegés y presupuestos de familiares del poder.

Los partidos fundacionales cometimos muchos errores, no hay que tener empacho en reconocerlo. A la vista y comparado con lo que pasó en estos gobiernos del FA, fueron un juego de niños: Ancap, Pluna, Fondes, los negocios en ASSE con casos de directores y jerarcas procesados, la regasificadora, Envidrio. Las auditorías externas que se realizarán cuando cambie el mando van a ser una fuente de desagradables sorpresas que permitirán ordenar el descontrol, pero además seguramente, conocer desvíos impunes.

La corrupción no es solo un tema ético, es también económico. La gestión clientelar lo mismo. El déficit fiscal que ahorca está en buena medida construido sobre mucho dinero dilapidado para conformar aparatos políticos, negocios oscuros y amiguismo. Se gastó con impunidad. Escuchar durante años sesudas argumentaciones para negar, por ejemplo, medicamentos de alto costo a pacientes con enfermedades complejas por la falta de dinero y al mismo tiempo contemplar al ahora verborrágico arrepentido Sendic, confesar que hicieron del Estado un coto de caza política donde se repartían cargos públicos entre militantes no solo da rabia, indigna.

Tienen, sin embargo, el tupé de andar anunciando cucos electorales: que si vienen los blancos le sacan los planes sociales, las jubilaciones, las asignaciones, los alimentos y hasta la casa. Se viralizó en las redes por estas horas un video de un diputado frentista que reivindica que todo sea del Estado. Hasta el aire. Ya estatizaron el empleo, empezando por el que se consigue en los Comités de Base.

Mientras el comerciante y el productor pagan lo que no tienen, se endeudan o cierran, o se los obliga a trabajar en negro, desde el FA reconocen que hicieron del gobierno una kermesse de clientelismo, donde militantes, dirigentes y sus familiares, pasaron a engrosar la planilla de rentados pagados por todos. Es una indecencia.

Los únicos que deben estar nerviosos, pero bien nerviosos, son los que hicieron del Estado su "Gallito Luis" personal. La decencia debe ser parte de una gestión austera que va a instalarse. El divorcio de la gente con la política es en buena parte por esto. La vieja división clasista del marxismo podría incluir como la gran favorecida de estos tiempos a la burocracia política progresista: la mejor carta de presentación fue cebar mate en el Comité. La confesión del arrepentido Sendic los condena. Están a punto de conocer una nueva realidad: las ocho horas.

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