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El síndrome postcovid social

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isabelle chaquiriand
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Cada vez que decimos que la pandemia está llegando a su fin, aparece una variante que nos patea el tablero. Mientras tanto, se sigue alargando la lista de desafíos que afrontar y no son solo los sanitarios, económicos, o de corto plazo.

El síndrome postcovid es un conjunto de síntomas que pueden presentar los pacientes que cursaron la enfermedad y que aparecen luego de varias semanas, pudiendo persistir durante bastante tiempo, incluso varios meses después del alta.

Algo así es lo que está sufriendo la sociedad en su conjunto, un síndrome postcovid pero a nivel social y masificado.

A medida que avanzamos los desafíos son muchos, pero las respuestas de los gobiernos parecen mucho más claras del lado económico; menos definitivas del lado sanitario, aunque con más claridad que antes; pero del lado social todavía hay más preguntas que respuestas.

¿Qué pasará con los niños, adolescentes y futuros profesionales que pasaron dos años de su formación por zoom? ¿Qué pasará con los estudiantes que directamente no pudieron conectarse? ¿Qué pasará con el mercado laboral y el teletrabajo? ¿con las empresas, la innovación y la cultura organizacional después de dos años donde las interacciones pasaron a ser monólogos asincrónicos a través de una pantalla? ¿Qué pasará con los miles de personas que se quedaron sin trabajo? ¿Con aquellos que quedaron por debajo de la línea de pobreza? ¿Qué pasará con la salud de tantas personas que pasaron dos años encerradas? ¿Con tantos que no pudieron hacer un adecuado seguimiento de tratamientos médicos durante este tiempo o que su salud se deterioró con el confinamiento? ¿Qué pasa con la salud mental? ¿Cuál será el impacto de haberle abierto la puerta a tanta tecnología en nuestro día a día? ¿Qué pasará con el aumento acelerado de la desigualdad a nivel educativo, cultural y social a raíz del aislamiento?

Si bien la pandemia ha sido más global que cualquier crisis que hayamos vivido en la historia, la respuesta a estas preguntas no es única. Así como la gestión de la pandemia no tuvo una única solución para todo el planeta, las respuestas a estas preguntas tampoco. Cada país, cada idiosincrasia tendrá que encontrar las suyas, el tema es cómo y encontrarlas se vuelve urgente. Porque hoy por hoy, parecería que el mayor riesgo que tenemos no es económico ni sanitario, es social.

Si algo aprendimos de todo esto, es la colaboración. Aprendimos que no hay dueños de la verdad y que las ideas no vienen necesariamente de los expertos, sino de combinar diferentes conocimientos y formas de pensar, poniendo el problema en el centro, con miradas transversales al servicio de la solución de forma coordinada. Porque estamos enfrentando problemas que antes no existían y el éxito pasa por saber combinar nuevas perspectivas para encontrar una solución.

Llegó la hora de hacer lo propio con las secuelas que el covid está dejando en lo social. Tenemos que dejar de diagnosticar lo que pasa y establecer una estrategia como país para abordar todos estos temas de forma urgente, general y colaborativa: academia, sector público, privado, sociedad civil, todos al servicio de las secuelas que esta pandemia nos está dejando.

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