Publicidad

De los Maverick y las Andrea Fuentes

Compartir esta noticia
SEGUIR
isabelle chaquiriand
Introduzca el texto aquí

El pasado miércoles en la final del Mundial de natación en Budapest, la estadounidense Anita Álvarez se desmayó tras completar su ejercicio de rutina libre individual.

Las imágenes de la nadadora hundiéndose bajo el agua dieron vuelta al mundo. Pero lo más llamativo es que no fueron los socorristas los que la rescataron.

Fue su entrenadora, la española Andrea Fuentes quien, vestida de calle, se tiró al agua y con la ayuda de un auxiliar de la competición, lograron salvarla. Tras el escándalo, la Federación Internacional de Natación reveló que los socorristas contratados para trabajar en los campeonatos mundiales de natación solo pueden entrar en acción tras una autorización de los árbitros, razón por la cual la entrenadora fue más rápida que ellos.

Esta restricción es para “evitar interrupciones en caso de un eventual malentendido”, explicaron. Incluso, en este caso, la señal del árbitro nunca llegó. Después de que la entrenadora saltara al agua, viendo la situación, los socorristas ya no esperaron la señal e intervinieron. A raiz del caso, las normas están siendo revisadas.

Por estos días también se estrenó Top Gun: Maverick, la secuela de la exitosa película de la década de los ‘80 donde Tom Cruise encarna a un rebelde y seductor aviador naval que rompe las reglas sistemáticamente.

Por diversión o por ego, y en alguna oportunidad para salvar a la patria o a algún compañero, el héroe desafía permanentemente un sistema autoritario y estricto, en el que se las ha ingeniado para ser amado y odiado por todos, a veces incluso ambas cosas al mismo tiempo.

En cualquier empresa, organización o en la sociedad en su conjunto, los sistemas son un conjunto de interacciones que, si funcionan adecuadamente, buscan lograr un determinado objetivo de manera eficiente, efectiva y eficaz.

Esto se logra a través de normas, pautas y controles, más o menos formales, que incluyen premios y castigos para inducir comportamientos hacia el fin buscado. Nos indican qué se espera que hagamos y qué no deberíamos hacer. Pero como todo, los sistemas no son perfectos y las personas que somos parte del ellos, tampoco.

Hay “Mavericks”, rebeldes recurrentes sin importar cuán bueno sea el sistema. Y hay entornos que requieren de batallas permanentes para que el objetivo que, teóricamente todos buscábamos, suceda. Sistemas que, queriendo o sin querer, en lugar de inducir ciertas acciones están más centradas en querer evitar otras, perdiendo el objetivo final de la mira. Terminó pesando más el “evitar las interrupciones” que salvarle la vida a alguien que se podía estar ahogando.

El resultado es que salvo que seas Andrea Fuentes y estés dispuesto a saltarte el sistema, el resultado final no será bueno.

Sistemas como éstos los encontramos en competencias, el trabajo, centro de estudios, o como ciudadanos. Para los Mavericks, es la situación ideal. Pero para la mayoría de nosotros que no lo somos, la rebeldía tiene un límite.

Las personas se cansan de tener que recurrir a los actos heróicos de cargarse el sistema permanentemente para que las cosas pasen, se termina adaptando y no saltan al agua la siguiente vez. O se termina yendo del lugar.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

premiumIsabelle Chaquiriand

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad