Hace cinco años, por esta misma fecha, Rodolfo Sienra Roosen, mi difunto padre, analizaba con un grado de conocimiento y premonición únicos, lo que sería el gobierno del presidente retirado, José Mujica Cordano.

Hace cinco años, por esta misma fecha, Rodolfo Sienra Roosen, mi difunto padre, analizaba con un grado de conocimiento y premonición únicos, lo que sería el gobierno del presidente retirado, José Mujica Cordano.

Lo hizo con una precisión milimétrica, como pocos podrían hacerlo. Conocía al personaje; lo había leído, lo había escuchado… y supo que no dejaría nada.

Aun tentado de hacer un ejercicio similar, con lo que se puede esperar de Vázquez en este, su segundo mandato, preferimos hacer una suerte de expresión de deseos, en cuanto a lo que nos gustaría, y lo que sería una suerte de plegaria, respecto a otros temas, dirigida al actual presidente. Y lo hacemos a título personal, sin partidarismo alguno, y bajo la simple condición de ciudadano uruguayo.

Señor presidente, primero que nada le deseamos mucha suerte. La mayor de las suertes.

Usted tiene todo para hacer un muy buen gobierno. Sabe representar a nuestro país; ya lo demostró. Y con una enorme dignidad. Por favor, no se olvide de esto. Permítanos a los uruguayos recuperar nuestra dignidad como país. Es lo mínimo que le podemos pedir, y tenemos derecho a pedirlo. En todos los ámbitos, usted podrá revertir la imagen actual de país sumiso e intrascendente, que hoy denotamos en el plano internacional. Y que nos queda tan mal, porque la historia nos enseña que siempre fuimos protagonistas, pero no por tener un presidente pobre, mal hablado, que pretendió ser considerado al premio Nobel de la Paz, habiendo sembrado durante toda su existencia el rencor y la división, matado, asesinado y robado, y habiendo apoyado las dictaduras de Cuba y Venezuela.

¡No! Queremos ser protagonistas por ser un país seguro, confiable, predecible, en donde los valores vuelvan a ser respetados, y donde lo único que nos diferencie sean los talentos y las virtudes. De lo que usted sabe, ya que se supo destacar como médico recibido en la mejor Universidad Pública de sus tiempos de estudiante.

Ponga su máxima energía en mejorar la enseñanza y la seguridad. No es difícil presidente; lo que es muy difícil es estar peor, aunque ojo, se puede… Y ya solo con eso habrá logrado un enorme progreso. Y ese progreso sería inmenso si controla un poco mejor el gasto. Con eso alcanzaría, pero de atrevido nomás, le vamos a agregar algunas plegarias:

1. No deje que sigan metiendo la mano en la lata. 2. No apoye gobiernos extranjeros totalitarios, violadores de derechos humanos, terroristas y corruptos. Manténgase alerta ante esas realidades, y mantenga al Uruguay, al menos, en una posición neutra (aunque nos gustaría de rechazo), que no nos avergüence a todos. Recuerde que es el presidente de todos los uruguayos y que todos queremos sentirnos orgullosos de nuestro país y de usted que nos va a representar. 3. Respete la división de poderes, y 4. Mantenga la línea de un presidente prolijo y respetable, para sus compatriotas. Extrañamos esa figura que se plantó como Dios manda frente a la Casa Rosada, cuando nos quisieron llevar por delante “de pesados”.

También permítanos discrepar en paz. Y si le es posible escuche, que por algo Dios nos dio dos oídos, y una sola boca. No deje que la soberbia lo embriague. Para este simple ciudadano y creo que para muchos, esto sería suficiente. Ojalá usted quiera hacer una gran Presidencia para todos y entonces, que Dios lo ayude.