Publicidad

Grandeza y responsabilidad

Compartir esta noticia
SEGUIR
IGNACIO SIENRA
Introduzca el texto aquí

Con gran alegría hemos recibido este año de cambios; de década, de Campeón Uruguayo y de gobierno.

En los últimos días del año pasado, vimos la película “Los dos papas”, película que cuenta sobre la historia de los últimos años de la Iglesia Católica y los cambios que se produjeron en su interior, y, sobre todo en su cúpula.

En uno de sus últimos discursos nuestro Presidente electo, expresó su voluntad de “hacerse cargo”, así como agradeció: “Me han hecho un hombre feliz..” y “poder dedicarse “a cuidar y proteger a mi país… “ y expresó: “al fin y al cabo, el Presidente de la República es, ni más ni menos que, el empleado más importante de todos ustedes..”

A que viene el análisis de los dos temas, se preguntará -con razón- el lector. Pues bien, viene a colación porque tanto los Papas, como los Presidentes, son seres humanos de carne y hueso, comunes, a los que la vida, la vocación y la energía, la vuelcan, al servicio de los demás. Ser Papa o Presidente, obviamente viene aparejado con un alto porcentaje de poder, pero mucho mas que ello, es intrínseco a dichos cargos, una enorme responsabilidad.

Lo que muestra la película aludida, es una realidad en cuanto a la naturaleza humana de quienes ocupan el sillón de San Pedro. Uno puede apreciar la condición de seres de carne y hueso de los últimos dos Papas. Puede apreciarse la humildad de ambos hombres, uno en el ejercicio de su papado, Joseph Ratzinger, asumiendo la responsabilidad de haber “tapado” temas de corrupción del Banco del Vaticano, así como delitos sexuales muy graves, y el otro, el argentino Jorge Bergoglio, arrepentido de un papel “tibio” en su época joven frente a la dictadura militar brutal que azotó a la Argentina entre 1976 y 1982. Dichas posiciones, a veces, alejan a quienes las detentan, de la realidad que viven sus fieles o sus pueblos. Es un poco lo que le sucedió a Ratzinger, y lo que, a nuestro juicio, le ocurrió a Vázquez en este, su último mandato. Lo dijimos desde su asunción; cuando los gremios le torcieron el brazo en educación, y cuando incumplió con varias promesas pre electorales. A partir de ese momento, Vázquez paralizó su accionar. Tuvo la enorme oportunidad de buscar apoyo en la oposición y pudo haber hecho un mejor gobierno, sin lugar a dudas. No lo hizo, y probablemente ni lo pensó. Es que se necesita una enorme grandeza intelectual y de espíritu. Una visión muy profunda, muy amplia.

En la película aludida, Ratzinger, abrumado por la crisis de la Iglesia, primero pide la renuncia, y luego sale a buscar el apoyo de su mas directo “rival” reformista. Hay un sincero perdón entre ambos y un olvido de diferencias, para buscar un horizonte, una salida. Hay primero un necesario arrepentimiento de ambos, y luego, perdón. Dos condiciones propias de los grandes hombres.

A juzgar por la conducta de nuestro Presidente electo, Luis Lacalle Pou, esa grandeza y apertura están en su ADN. Confiamos plenamente, por haber escuchado sus discursos, en que quiere gobernar con, y cerca de la gente. Esperamos que lo logre. Ese será sin duda el principal cambio que vamos a observar en el próximo gobierno y del que vamos a disfrutar TODOS los uruguayos.

En cuanto a Vázquez, la Presidencia del FA le puede dar una nueva y tal vez última oportunidad de trascender.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

premiumIgnacio Sienra

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad