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La Argentina y su laberinto

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IGNACIO SIENRA
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No está bueno hablar o escribir sobre nuestros vecinos. Así como no nos gusta que ellos hablen -mal- de nosotros, así tampoco les gusta a ellos que lo hagamos desde fuera.

Ellos si tienen derecho, y por lo pronto no hacen otra cosa que hablar mal de ellos mismos. Pero está bien, ellos no sólo tienen ese derecho, sino que está perfecto que hagan con su laberinto los que les cante.

Yo recuerdo cuando el bloqueo de los puentes por UPM dispuesto por nuestros vecinos, haberme peleado con mucho encono con un ciudadano argentino que defendía la medida, e insultó al presidente Vázquez. Yo sentí como me hirvió la sangre cuando un extranjero quiso insultar al Presidente de mi país. También tengo el recuerdo grabado de la indignación que me causó el “reto” que le propinó la Presidente Cristina Fernández, delante de toda la comunidad internacional a nuestro Presidente, cuando asumió.

Pasaron los años y el Dr. Vázquez fue reelecto en 2014, y ahí si dejó de mostrarse y comportarse como el presidente de todos los uruguayos. No le importó gobernar con y solo para la mitad del país, con lo cual le fuimos perdiendo el respeto, así como el aprecio a la figura presidencial, a la que el dejó a la deriva, sin importarle nada, al punto que hasta contrató a un comunicador para leer un discurso presidencial. Vázquez ya estaba harto, y sin poder real para gobernar, así como falto de voluntad para el ejercicio de la presidencia.

Hoy nosotros tenemos un presidente que llega a su mandato, con un discurso de unidad; inclusivo, y con un claro mensaje de pretender ser -y lo será-, el presidente de todos los uruguayos.

En la vecina orilla, el presidente Fernández, ha amenazado a Luis Lacalle Pou, sugiriéndole pensar dos veces lo que dice o hace, en función de lo que -para él- el Uruguay debió trabajar y esforzarse para no ser considerado por algunos organismos como paraíso fiscal.

Lo que cabe y debemos destacar es la grandeza de nuestro presidente, en no responder ante semejante prepotencia, entendiendo que las relaciones con todo el mundo, pero mas aun con nuestros vecinos, Brasil, Paraguay y Argentina son de importancia mayúscula.

Es increíble que el Sr. Alberto Fernández, aun no comprenda que es él y su equipo, quien asfixia al argentino de clase media y media baja, y ni hablar, baja. Son ellos los que no pueden escapar de las medidas confiscatorias. Porque los argentinos que tienen dinero afuera, a lo largo del mundo -Uruguay es una plaza muy pequeña- no tienen problemas. Hoy día, que se abre una cuenta de manera digital en innumerables plataformas a lo largo del planeta, nadie cruza a Uruguay a abrir una cuenta como se hacia antes. El dinero ya está afuera, y quienes lo tienen, utilizan tarjetas de crédito extranjeras. No se ven alcanzados por medidas confiscatorias en sus compras o gastos y quienes están verdaderamente ahogados y acorralados son quienes integran o integraban la clase media de nuestros vecinos.

En lo personal, por variadas razones, queremos mucho a la Argentina. Pero no podemos entender cómo no llega a la sensatez de asumir, que lo primero que deben recuperar es la confianza. Como en la vida, la confianza es casi todo.

Ocúpese de su país, presidente Fernández, y hágalo bien.

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