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La vida continúa

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IGNACIO MUNYO
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En la profunda crisis en la que estamos inmersos, la incertidumbre de lo desconocido genera una enorme preocupación y parálisis. A pesar de ello, hay algunas pocas cosas sobre las que hay cierto consenso. Es bueno ponerlas sobre la mesa, porque la vida tiene que continuar.

En primer lugar, sabemos que el COVID-19 va a estar con nosotros por bastante tiempo. Los especialistas estiman que una vacuna podría estar disponible, en una hipótesis optimista, en un plazo no menor a los 12 meses. En segundo lugar, sabemos que el confinamiento general voluntario en el que estamos es insostenible. No debemos olvidar que antes de la irrupción del coronavirus, la situación económica de Uruguay ya era delicada. La actividad económica estaba estancada y el empleo en caída desde fines de 2014. Para muchos uruguayos ya no quedaban agujeros para apretarse el cinturón.

Por lo tanto, debemos seguir preparándonos para la vuelta con todas las medidas necesarias para minimizar el riesgo sanitario. Pero también debemos fijar lo antes posible una fecha para la misma. Nunca vamos a estar del todo preparados. Definir el horizonte temporal es clave, por más que sea un regreso bastante restringido.

Los infectólogos, con la experiencia acumulada en el mundo, tienen claro que para salir de la parálisis hay que establecer un sistema de testeo masivo y permanente asociado a planes de contención. Para ello es muy valioso el uso masivo de apps alimentadas con big data para identificar focos en tiempo real y aislarlos rápidamente.

Naturalmente, hay que respetar protocolos secuenciales de higiene y distanciamiento social en los puestos de trabajo y lugares de venta. También hay que consolidar el trabajo a distancia -tanto a nivel privado como público-, con la capacitación necesaria y los cambios normativos que se requieran.

Existen elementos objetivos para ser pioneros en la región y lanzar antes que nadie un modelo de convivencia sostenible con el coronavirus. Tenemos un manejo sanitario que hasta el presente ha estado a la altura de los mejores del mundo. Tenemos una infraestructura en telecomunicaciones y capacidad de procesamiento de datos para viabilizar rápidamente soluciones tecnológicas, y tenemos empresarios líderes que lo están haciendo.

Tenemos la única democracia plena de la región con un gobierno recién electo que está dejando el alma en la cancha y un sistema político responsable que dialoga de forma permanente. Finalmente, tenemos estabilidad social: el marco esencial para que funcione lo anterior y que hay que cuidar más que nunca porque siempre es frágil.

Cada día que pasa se hace más intenso el conflicto entre los costos y los beneficios del confinamiento. Desde todo punto de vista: económico, social, psicológico y hasta sanitario, el remedio podría ser peor que la enfermedad. Son muchos los que así lo sostienen, urbi et orbi.

Tener claro un horizonte temporal nos ayuda a salir de la parálisis. Tener claro que volver a lo anterior va a demorar mucho nos ayuda a bajar expectativas y acomodarnos a la nueva realidad. Tener conciencia de que hay elementos objetivos que nos permiten volver y convivir de la mejor manera posible con este virus, nos tiene que dar tranquilidad.

Tengámonos confianza. La vida continúa.

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