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Pandemia y libertad

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DIEGO FISCHER
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Dar siempre la cara y mostrarse del lado de los que más sufren”, dice uno de los puntos fundamentales de un decálogo para manejar una situación de crisis.

Enemigos Íntimos se llamaba un curso que, durante diez años, dictamos con un grupo de colegas en el Isede, la escuela de negocios de la Universidad de la Católica. Gerardo Sotelo, Claudio Paolillo, Julio Silveira, Tomás Linn, Mónica Bottero y yo formamos un equipo que durante dos días dábamos pautas a empresarios, directores y gerentes de empresas de cómo relacionarse profesionalmente con los medios de comunicación. Les brindábamos también herramientas para enfrentar situaciones de crisis y sometíamos a los participantes a ejercicios prácticos en los que debían enfrentar y resolver hipotéticas y dramáticas situaciones.

Todo esto me vino a la mente cuando el pasado viernes 13, el presidente Luis Lacalle comunicó oficialmente la detección de los primeros casos de Coronavirus en Uruguay. Lo hizo acompañado del ministro de Salud Pública Daniel Salinas y el secretario de la Presidencia Álvaro Delgado, detrás y de pie lo secundaba la totalidad de los integrantes del gabinete ministerial y la presidenta del Congreso de Intendentes, Adriana Peña. La imagen decía todo. Sin dramatismos, Lacalle dio la noticia y anunció las primeras medidas. Desde entonces y a diario el gobierno viene desplegando una política de comunicación digna de destacar.

La transparencia y la información fluida y sin cortapisas, son herramientas tan importantes como las medidas sanitarias que se adoptan. Encauzar y darle marco a una crisis, solo se logra si las autoridades y los medios de información actúan con la responsabilidad y el compromiso que lo vienen haciendo. Esto que parece algo muy elemental adquiere una relevancia mucho mayor en estos tiempos de redes sociales y fake news. La política de comunicación del gobierno, tiene en el ministro de Salud Pública, Salinas, (una revelación como comunicador) a uno de sus puntales. No menos solvente ha resultado el canciller Ernesto Talvi, que bajo su responsabilidad está traer a casa a los cientos de uruguayos que se encuentran varados por el mundo. Las conferencias de prensa del miércoles y jueves últimos, (la segunda junto al ministro de Defensa, Javier García y al jefe de la Fuerza Aérea Luis de León), resultaron otra prueba elocuente del compromiso que tiene el gobierno con todos los orientales. “No hay ningún compatriota que quiera volver al país, que más temprano o más tarde no vaya a poder hacerlo", afirmó Talvi.

En esa comunicación que desde la Casa de Gobierno se entabla a diario alrededor de las 20 hs., en el momento en que están al aire los informativos de televisión, prima el afán de informar con veracidad, la sensatez, el respeto hacia los periodistas y el de estos hacia las autoridades.

Contrariamente a lo que sucedió en los últimos 15 años, son conferencias de prensa y no monólogos de jerarcas malhumorados que no admiten preguntas. Someterse, a las interrogantes de la prensa es un ejercicio muy básico y sano de la libertad. Afortunadamente lo hemos recuperado. Informar con transparencia no solo nos hace más libres, sino que también contribuirá y mucho a que superemos esta crisis más prontamente.

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