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El trabajo humano

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IGNACIO MUNYO
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¿Qué tienen en común el trabajo de un ginecólogo, una peluquera, un cocinero y una cuidadora de adultos mayores? Que en todos los casos las tareas que realizan no son automatizables, porque son inherentemente humanas.

El futuro del trabajo está presente hace años en todos los foros de relevancia global. Si bien no hay consenso en el grado de preocupación, lo que nadie duda es que el proceso de automatización se aceleró con la pandemia.

Todos estamos en el mismo mar -muy revuelto- pero no en el mismo barco: las características de las tareas que cada persona realiza son diferentes, así como las competencias y habilidades necesarias para llevarlas a cabo. La clave es desarrollar trabajos complementarios a la tecnología. Estar condenados a hacer tareas automatizables no es la receta. Se deben generar las condiciones de calificación y regulatorias para que emerjan los nuevos trabajos, que no surgen por generación espontánea.

En un libro que se acaba de publicar con el sello “Debate”, junto con Federico Castillo, buscamos ir a la esencia. Fuimos a charlar con personas con trabajos no automatizables. Las vimos en su ambiente e intentamos describir sus tareas. Les preguntamos cómo creen que va a evolucionar. No encontramos recetas, aunque si miradas que enriquecen.

El libro incluye charlas sobre el futuro del trabajo con personalidades de diferentes ámbitos, que van desde el chef Francis Mallmann hasta el presidente del PIT-CNT Fernando Pereira, pasando por el psicólogo Alejandro De Barbieri y el director del Hogar Ituzaingó Jorge Muñoz. Son varios más los testimonios personales que se presentan como un punto de apoyo a diversas formas de creatividad y empatía del ser humano. Es justamente por eso que el libro se titula “La Revolución de los Humanos: El Futuro del Trabajo”.

Nuestro libro también profundiza sobre políticas públicas porque el Estado tiene un rol importante a jugar. Cambios en la regulación laboral y en la educación son esenciales para suavizar la transición entre viejos y nuevos puestos de trabajo. Las modificaciones legales necesarias son analizadas en las charlas que tuvimos con catedráticos de derecho laboral y especialistas. Las ventajas de la educación basada en proyectos son analizadas desde lo que dicen los estudios académicos hasta lo que vimos en aulas de experiencias exitosas ya existentes.

La realidad nos dice que son muchos los trabajadores que necesitan apoyo para poder mirar con esperanza el futuro. Los programas de capacitación deberán estar a la altura de la urgencia. La lectura de la serie de documentos sobre el Futuro del Trabajo publicada en 2019 por la OIT en conmemoración de su centenario indica que el único camino es la inversión permanente en el desarrollo de capacidades.

En las palabras de Enrique Iglesias del prólogo del libro: “La preocupación por el trabajo recorre toda la historia de la humanidad. Es el apoyo a la sobrevivencia humana en el planeta, pero también a la creatividad personal, tanto material como espiritual (...) El gran desafío de la sociedad del futuro es hacer del trabajo un gran punto de apoyo a la solidaridad social pero también a nuevas formas de la realización personal (...) y debe servir para vivir más y mejor al servicio de una vida útil para el trabajador y para la sociedad.” Esa es la revolución de los humanos. Esa es el espíritu del libro que acaba de salir.

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