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Hidrovía y Brasil

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ignacio munyo
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El Uruguay tiene una gran oportunidad en 2022, que pasa por aprovechar bien un camino iniciado hace 60 años. En 1961, el presidente Eduardo Víctor Haedo se reunió en Brasil con su par Joao Goulart y acordó la creación de una comisión mixta para el desarrollo de la cuenca de la Laguna Merín.

Hoy, una hidrovía que la cruce está en la agenda de los gobiernos de Brasil y Uruguay, y se espera concretarla el 2022.

El ecosistema excepcional de la cuenca de la Laguna Merín constituye un tesoro ambiental que une el sur de Brasil con el este de Uruguay, y puede transformarse en un polo de desarrollo integral. El proyecto contribuiría a una reducción del costo de trasporte de las exportaciones de Uruguay, y bajaría el precio de las importaciones de agroinsumos desde Río Grande do Sul.

En Ceres trabajamos sobre el tema y nos reunimos con especialistas: el capitán Mazzeo, el almirante Caramés y el Dr. González Lapeyre, entre otros. También intercambiamos largas reflexiones con el senador y ex intendente de Cerro Largo, Sergio Botana, gran impulsor del proyecto. El informe muestra que la región cuenta con cualidades para el éxito del proyecto. La zona tiene casi un millón de hectáreas subutilizadas en los que se podría aumentar la producción de arroz, maíz, roca calcárea (componente del cemento gris), madera y celulosa.

La hidrovía facilitaría el acceso al puerto de Río Grande a través de la interconexión de los cursos de agua que corren entre el estado de Río Grande del Sur y los departamentos de Cerro Largo, Treinta y Tres, Lavalleja, Rocha y Maldonado. Para ello son necesarias dos obras básicas de infraestructura: el dragado del canal San Gonzalo (7 km que unen Laguna Merín con Laguna de los Patos, a un costo de USD 5 millones) del lado brasileño y la construcción del puerto terminal a 3,5 kilómetros de la desembocadura del río Tacuarí del lado uruguayo.

Actualmente la salida de la producción de la zona está condicionada por el traslado terrestre -450 km- al puerto de Montevideo, que se podrían reducir a 220 km en barcazas con capacidad para 100 camiones al puerto de Río Grande, a un costo bastante menor.

Para un correcto desarrollo del proyecto es clave homogeneizar las normas relacionadas con los controles y regulaciones aduaneras. Hay natural preocupación por el efecto negativo asociado a potenciales trabas burocráticas o decisiones arbitrarias que puedan frenar el movimiento de la frontera. Corresponde hacer lo necesario para no entorpecer la dinámica de una frontera viva en la que fluya un clima de cooperación productiva binacional. También se debe prestar especial atención al cuidado de la rica flora y fauna afectada.

La región es de las zonas del país con mayores carencias socioeconómicas, situación que podría mitigarse si se aprovecha territorio subutilizado para aumentar la producción. El aumento de la oferta exportable es una gran oportunidad para generar fuentes de trabajo sustentables.

La hidrovía Uruguay-Brasil, es relevante para mejorar la inserción internacional del país, mejoraría la competitividad y generaría un profundo impacto positivo en la economía de la región, con claras consecuencias sociales. Los gobiernos de ambos países han dado señales claras para avanzar. Es el momento para aceitar el diálogo binacional y profundizar los incentivos para atraer inversiones productivas vitales para la región. Es ahora.

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