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El cambio educativo

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IGNACIO MUNYO
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Uruguay necesita una reforma educativa, no hay duda. Hay que avanzar sobre lo avanzado y hacer todo lo posible para que esta vez no se tranque. Se vienen momentos claves para el cambio educativo.

Con el referéndum quedó ratificado en la LUC la base jurídica y los cambios en la estructura de poder de la educación, necesarios para impulsar la reforma comprometida ante la población.

En 2020 el Ejecutivo presentó ante el Parlamento el Plan de Desarrollo Educativo 2020-2024 con objetivos ambiciosos y cuantificables en todas las áreas relevantes. En 2021 comenzaron a funcionar los primeros centros María Espínola en contextos desfavorables, con horario completo, currículo moderno y acompañamiento personalizado. Este año arrancaron 29 y se espera llegar a 60 en este gobierno.

En marzo se aprobó el proceso de acreditación de los 32 institutos de formación docente de ANEP para que sean centros universitarios y se espera que en 2023 comience la carrera de Licenciatura en Pedagogía, que incluirá especialización en primaria y secundaria.

Llegó la hora de cambiar el contenido y la forma en que se enseña a la gran mayoría de los estudiantes de la educación obligatoria. Siempre se oye hablar de la importancia de la “centralidad del estudiante”, pero los hechos lo niegan: lo que les damos está muy lejos de lo que realmente necesitan aprender en el Siglo XXI.

En 2016, Uruguay recibió el aporte de expertos finlandeses convocados por la ANEP, quienes dejaron claro que la clave es la actualización continua, en donde las asignaturas se complementan con proyectos en los que los alumnos aprenden en forma colaborativa, siendo protagonistas de sus aprendizajes ya no desde un lugar pasivo.

El gobierno plantea ir por ese camino. La clave es que en las aulas se integren conocimientos, habilidades y actitudes para encarar situaciones complejas, con recursos escasos y parámetros éticos. Para ello, se plantea que los programas se estructuren en base a 10 competencias: comunicación, pensamiento creativo, pensamiento crítico, pensamiento científico, pensamiento computacional, metacognitiva, relación intrapersonal, orientación a la acción, relación con los otros, y ciudadanía. Ya hay un borrador que baja a tierra las competencias para que se puedan modificar los planes de estudio vigentes.

Se espera que los nuevos programas queden prontos para noviembre y que se empiecen a usar en 2023. En setiembre empiezan las capacitaciones para docentes de educación inicial, primaria, ciclo básico y UTU. Por ahora el bachillerato queda afuera.

Si hay algo que se sabe en materia de aprendizajes es que lo más importante es la tarea docente en el aula. Por lo tanto, se deberían extremar esfuerzos para informar, involucrar y comprometer a todos los docentes.

También sería importante que la reforma sea comunicada a la sociedad. Los padres tienen que estar al tanto de que se vienen cambios curriculares importantes. Uruguay se merece una educación mucho mejor a la vigente y para eso trabaja seriamente un equipo de profesionales altamente capacitado y comprometido con el país. Todos los que estén preocupados por el tema deberían leer las propuestas de la ANEP. Y los que crean que son mejorables, proponer de inmediato algo mejor, porque el cambio educativo no puede esperar más.

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