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El GACH del clima

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HERNÁN SORHUET GELÓS
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La pandemia provocada por el virus SARS-Cov-2 tiene componentes de extrema gravedad más que suficientes como para acaparar toda nuestra atención desde comienzos de 2020.

Sin embargo, antes de su llegada la humanidad ya lidiaba con el mayor reto que enfrenta en el siglo XXI: el cambio climático. Muchas de las acciones humanas realizadas en los últimos dos siglos están provocando cambios adversos y acumulativos sobre el comportamiento climático. El resultado está a la vista: catástrofes naturales más frecuentes, incremento de las hambrunas y las enfermedades, migraciones, degradación ambiental, etc.

Sin embargo, en pocos meses la amenaza del COVID-19 le demostró al mundo, desde otro ángulo, cuán frágiles podemos ser ante situaciones adversas en nuestro entorno, y en apariencia tan insignificantes como la simple mutación de un microorganismo. El cambio climático pasó a un segundo plano, pero las enseñanzas son muy valiosas. Porque enfrentados a tan enorme desafío, impulsó de manera inmediata, la determinación, la dedicación y la sabiduría de las mentes más lúcidas, para hallar -en tiempo record-, una solución de fondo: la inmunización de las personas.

Ha sido la ciencia la que ha tomado la gran iniciativa para dar respuestas contundentes, porque justamente en el conocimiento es dónde debemos buscar las grandes respuestas. Ninguna medida tomada por nuestro gobierno cuando nos alcanzó la pandemia fue más acertada para enfrentar la crisis sanitaria que la creación del Grupo Asesor Científico Honorario (GACH), porque se priorizó -como corresponde- la salud sobre todo lo demás. Los resultados están a la vista.

El mismo criterio debe aplicarse en la lucha contra el cambio climático. Desde 1988 existe “un GACH” del clima a nivel planetario. Es el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), creado en el seno de Naciones Unidas, integrado por los científicos más destacados de todo el planeta.

Su misión es evaluar permanentemente todo el conocimiento científico disponible relativo al cambio climático, para asesorar a los gobiernos y tomadores de decisiones acerca de cuál es la situación actual, qué debemos esperar y qué hay que hacer para minimizar el calentamiento global. No es necesario recordar que la amenaza climática puede alcanzar niveles muy graves para el futuro de la humanidad.

Algunas de las conclusiones más contundentes del IPCC son: 1) Es indiscutible la influencia humana sobre el sistema climático. 2) Cuanto más perturbemos el clima, mayores serán los riesgos que correremos de enfrentar impactos graves, generalizados e irreversibles. 3) Disponemos de los medios para limitar el calentamiento global, manteniendo la situación dentro de límites aceptables que permitan construir un futuro más seguro, próspero y sostenible. 4) Dado que estamos hablando del clima mundial, el éxito de las políticas y medidas que se apliquen deben ser globales; todos los pueblos del mundo debemos sumar esfuerzos, intelecto, trabajo y sacrificio para alcanzar el éxito, al igual que sucede con el cuidado solidario y entre todos frente al COVID-19.

Lamentablemente al IPCC en el mundo no lo han tomado tan en serio como al GACH en Uruguay.

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