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Esperanza climática

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HERNÁN SORHUET GELÓS
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Con el cambio de gobierno en los Estados Unidos de América se produjo un brusco giro en las políticas locales pero con gran impacto internacional.

El presidente Joseph Biden comenzó su mandato “pisando fuerte” en materia climática, imprimiéndole a un asunto estratégico para la humanidad, un renovado y esperanzador impulso.

En 2017 cuando el presidente Trump decidió retirar a EE.UU. del Acuerdo del clima de Paris, le propinó un golpe desestabilizador a la mejor estrategia disponible que tenemos para combatir este problema global. Recordemos que se trata de la segunda nación que más emisiones de gases de efecto invernadero emite a la atmósfera, pero además que tiene una incidencia directa en la economía mundial, así como en la inversión y en la generación de los avances científicos.

El nuevo mandatario anunció el retorno de su país al Acuerdo de Paris, y al mismo tiempo demostrando el liderazgo que pretende retomar, organizará una Cumbre de Líderes Climáticos el próximo 22 de abril (Día de la Tierra, y quinto aniversario de la firma del acuerdo).

Esta alentadora convocatoria a los países más influyentes en la materia se podría resumir en su frase “Sabemos lo que tenemos que hacer, ahora tenemos que hacerlo”.

Aunque siempre hay que ser muy cautos cuando se trata de tomar decisiones que impactan directamente en la economía e intereses de los países, la desafiante realidad actual y el nivel de certezas científicas alcanzado, parecen abrir un espacio muy propicio para lograr un nuevo y vigoroso impulso multilateral en materia climática, dejando atrás lo ocurrido en el último lustro. Muy cerca está la COP24 a realizarse a fin de año en Glasgow.

Biden también decidió la prohibición del uso del método de fracturación hidráulica (fracking) en todas las tierras federales, debido a los serios problemas de contaminación y de sismos que provoca. Aunque aclaró que esta medida no significa que la prohibición del fracking alcance al resto del territorio. Recordemos que a través de esta técnica se logra extraer petróleo y gas que se halla disperso en el subsuelo.

La importancia de esta decisión es enorme, porque implica el reconocimiento oficial de los peligros que entraña la utilización de esta técnica diseñada para explotar las reservas de gas de esquisto del subsuelo. Pero no tomada por cualquier gobierno, sino por el país que más utiliza el fracking en el mundo, lo que significa que la decisión tendrá un impacto económico, así como en autoabastecimiento de hidrocarburos y en generación de empleo.

Todas estas medidas no deben sorprender porque son parte de los anuncios de campaña realizados y que a muy poco de asumir, quiere demostrar que cumple con lo prometido.

El papel regional y mundial que cumple EE.UU. en múltiples ámbitos es indiscutible. Por eso la tan temprana decisión del Pte. Biden de modificar de manera radical la posición de su país en materia climática y protección ambiental, es una excelente noticia para el mundo.

No será fácil implementar cambios significativos como los anunciados, pero lo que vale y mucho, es la voluntad de darle un giro significativo a esas políticas internas, porque tienen un enorme impacto externo.

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