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La emblemática quebrada

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Hernán Sorhuet Gelós
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La creación de áreas protegidas en nuestro país no obedece a una "moda" internacional o al capricho de personas amantes de la naturaleza, sino a una necesidad que tiene más que ver con la supervivencia de la humanidad, pensando el tema a escala mundial.

La diversidad biológica —a la cual pertenecemos como especie— no es otra cosa que el resultado visible del proceso de evolución de las especies y sus hábitats, como resultado de su intrincada y compleja interacción regida por el potente instinto de la supervivencia de los seres vivos.

Los resultados más evidentes son la adaptación de las especies a la "habitabilidad" de los ambientes, la modificación de ellos que ejercen, así como los llamados servicios y bienes ambientales, esenciales para la vida y que aprovechamos a diario (agua, madera, tierra, peces, etc.; control de la erosión del suelo, regulación de las inundaciones, ciclo de nutrientes que mantienen la vida, regulación del clima e incluso beneficios espirituales, recreativos y culturales).

A medida que alteramos e incluso degradamos los ecosistemas a nuestro alrededor, afectamos de distintas maneras a esa intrincada "trama de la vida" a la que nos gusta llamar "natural".

A esta altura nadie discute la importancia que tiene la conservación para el presente y futuro de la humanidad. Pero sí sigue en tela de juicio cuánto, dónde y cómo conservar, porque en pos del "desarrollo" muchos defienden la premisa de que casi todo está justificado.

Hace mucho tiempo se recurrió a una solución interesante y desesperada: la creación de áreas protegidas, seleccionadas por sus elevados valores en biodiversidad.

En nuestro país debimos esperar hasta 2000 para que se creara el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP) (Ley 17.234) y recién en 2008 se incorporó el primer sitio.

En este mes se cumple ya un decenio de aquel momento importante y el Ministerio del Ambiente lo recuerda de manera especial como debe ser, especialmente por el mensaje conservacionista que lleva implícito para la sociedad.

La emblemática Quebrada de los Cuervos (Treinta y Tres) ingresó al sistema como "Paisaje Protegido". Esta categoría flexibiliza la interacción humana con la protección de los principales valores biológicos y ecosistémicos del lugar, respondiendo a la realidad histórica de ese sitio.

En la actualidad el sistema cuenta con quince áreas protegidas distribuidas por todo el territorio nacional; y varias más esperan su turno.

¿Por qué es importante impulsar, fortalecer y modernizar esta política en nuestro país y en la región? Porque como se esbozó antes, lo que podría denominarse la "salud ambiental" de los países resulta un factor esencial para aspirar a alcanzar sociedades sanas, justas y sustentables en el tiempo.

La conservación es el mejor "negocio", la decisión más acertada que una sociedad puede tomar al planificar su futuro. Mejora la calidad de vida y evita incurrir en gastos y costes cada vez más desproporcionados. El cambio climático nos lo demuestra día a día.

Debemos mirar con sumo interés el devenir de nuestro SNAP, mejorarlo y hacerlo mucho más visible para promover su valoración pública, y sentirnos cada vez más orgullosos de tenerlo.

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