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HERNÁN SORHUET GELÓS
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Resulta muy difícil de explicar lo que ocurrió días atrás en la playa Carrasco, a la altura de la Rambla República de México y 6 de Abril.

La empresa que realiza las obras de demolición del viejo edificio en donde funcionaron los ex hoteles Bristol y Riviera, estaba autorizada por la Intendencia de Montevideo a tirar los escombros en la playa ubicada enfrente, siempre y cuando solo fuera arena. Ocurrió lo previsible cuando nadie controla ni es responsable. La descarga de los camiones contenían de todo menos arena limpia, o sea lo habitual de cualquier demolición edilicia.

Si numerosos vecinos indignados no denuncian el hecho, difundiendo imágenes alarmantes del atropello causado a una de las hermosas playas de la capital, el daño pudo ser mucho mayor.

La empresa utilizó la playa Carrasco como un vertedero de escombros. Nadie puede decir lo contrario. Falta de control fue la explicación que dio el Secretario General de la Intendencia -y que además es el Director de Desarrollo Ambiental-, lo cual dejó en claro la precariedad con que se gestiona Montevideo.

¿Se autorizó a verter sobrantes de arena limpia de una importante obra de demolición en la playa sin un minucioso contralor in situ?

¿Por qué la empresa no cumplió con los términos del acuerdo? ¿Quién dio la orden de cargar escombros en los camiones con destino a la playa?

El Secretario General ya adelantó que no habrá sanciones para la empresa porque la maniobra estaba acordada con técnicos de la Intendencia. ¡Increíble! Nadie asume sus responsabilidades. Lo menos que esperamos los contribuyentes es que este flagrante daño a un espacio público se castigue con la celeridad y la contundencia con que aplican, por ejemplo, las multas de tránsito.

Todos recordamos con la rapidez casi instantánea que el Intendente de Montevideo condenó la pintada no autorizada de las letras “Montevideo” en Kibón de color celeste, en ocasión del acto de festejo por el triunfo electoral del Partido Nacional. Unos días después un particular vierte diez camiones de escombros en Playa Carrasco, a la vista de todos, y por lo visto el máximo jerarca departamental estaba en “la luna de Valencia”.

Pero hay más aspectos oscuros. El Secretario General declaró lo obvio, “cometimos un error al no examinar el material vertido”. Luego dijo que desde ese momento los escombros y la arena que salgan de la obra irán al relleno sanitario de la Usina Cardoso, “como corresponde a cualquier obra”. Entonces, de sus palabras se infiere que el problema no fue falta de control sino una pésima decisión de autorizar el uso de la playa como vertedero.

A su vez, otro alto jerarca de Montevideo -el Director de la Unidad de Playas- declaró a los medios que la arena que se saca de obras como esta, deben ser sometidas a “controles de calidad” antes de su eventual liberación en la faja costera, lo cual lleva un tiempo prudencial de revisación y tratamiento. Nuevamente, si es así ¿cómo se autorizó a la empresa a cargar “arena” extraída en la obra y verterla de inmediato en la playa?

A no olvidar que este mismo gobierno departamental exhibe con orgullo que las playas del este de Montevideo están certificadas ISO 14001 por su gestión ambiental.

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