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Conservación, pilar del desarrollo

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hernán sorhuet gelós
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Hace unos días tomó estado público un proyecto privado de conservación que mereció la atención de las máximas autoridades nacionales y departamentales.

Se trata de enriquecer la gestión de una de las áreas naturales protegidas. El parque nacional “Esteros de Farrapos e islas del río Uruguay” ubicado en el departamento de Río Negro fue creado en noviembre de 2008 (Decreto 579/008) e incorporado al Sistema Nacional de Áreas Protegidas. Significa que cuenta con su plan de manejo ajustado a las pautas de conservación y desarrollo sostenible establecidas en el país. Podríamos facilitar su localización para el lector diciendo que al norte del parque está la localidad de San Javier y al sur la de Nuevo Berlín.

Para el que no conoce, se trata de una excepcional área biodiversa, conformada por un sistema de amplios humedales fluviales, que incluye unas 16 islas e islotes, moldeados por las inundaciones periódicas del río, a veces temporales y otras permanentes. Su principal característica ecosistémica está en la presencia combinada de bañados, pantanos, campos naturales, montes ribereños, montes de parque (algarrobales, talares), matorrales ribereños, estrechamente vinculados a su sistema hidrológico.Desde luego en toda el área coexisten actividades de conservación -propias de un área cuidada-, con otras productivas y recreativas desarrolladas en terrenos públicos y privados.

El secreto de una buena conservación en cualquier sitio es lograr la puesta en marcha de un modelo de desarrollo sustentable, capaz de armonizar las actividades productivas con el mantenimiento del equilibrio ambiental de los ecosistemas gestionados, logrando la más amplia participación e involucramiento de las fuerzas vivas y las comunidades locales. Para alcanzar el éxito, los lugareños deben ser los grandes ganadores de estas nuevas maneras de administrar el territorio, ponderando tanto el conocimiento científico/tecnológico como las necesidades sociales, al tomar cualquier decisión importante.

Si así se logra, el proceso puesto en marcha tiende a garantizar que también se vuelque en él toda la experiencia local y la sabiduría vernácula, algo que resultará esencial para alcanzar exitosamente los objetivos trazados, e ir mejorándolos sobre la marcha.

Lo interesante del proyecto de las fundaciones Butler Conservation y Ambá es que sumarán esfuerzos y recursos para tratar de desplegar un plan binacional que también involucrará a islas argentinas de la zona, enfocado al turismo natural responsable, e incluyendo actividades con contenidos educativos e informativos.

La suma de esfuerzos y recursos siempre es una buena noticia, especialmente cuando se trata de proyectos pensados en el largo plazo, y con la máxima participación de todos los sectores que puedan tener intereses en juego.

Cada día el cambio climático nos está demostrando que el cuidado ambiental es la inversión más inteligente y rentable a realizar. Nos demuestra el intrincado vínculo existente entre las actividades humanas y el comportamiento de los sistemas naturales.

En tal contexto la correcta conservación de extensas áreas naturales que vayamos logrando, contribuirá a favorecer un comportamiento de nuestro entorno más propicio para la salud y las necesidades de todos nosotros.

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