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Las amenazas persisten

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Los dos principales activos con que cuenta nuestro país son su gente y sus recursos naturales.

Los dos principales activos con que cuenta nuestro país son su gente y sus recursos naturales.

En el primer caso, la situación está muy complicada debido al notorio deterioro del sistema educativo uruguayo público, que acoge a la inmensa mayoría de nuestros niños y jóvenes. ¿Cómo harán para lograr su inserción en un mundo laboral cada vez más exigente y profesionalizado?

En cuanto a los recursos naturales, si bien la situación actual también es preocupante, hay que decir que las posibilidades de revertirla se presentan como más sencillas y rápidas. La conservación de la diversidad biológica nacional (nuestros ecosistemas, especies y genes) es una meta que aún no ha podido trascender a la retórica. Sigue atrapada en documentos, normas y declaraciones de intención que todos podemos compartir, pero que no llegan a plasmarse en las grandes decisiones, ni en políticas de Estado aplicadas.

Pongamos el ejemplo de la megaminería y de la búsqueda de hidrocarburos en nuestro país. Durante el gobierno anterior se aprobó la ley de Minería de Gran Porte (2013), cuyos alcances parecieron hechos a la medida del proyecto presentado en 2011 por la empresa Minera Aratirí S.A. para explotar, a cielo abierto, el hierro existente en el subsuelo de la localidad de Valentines.

A pesar de todos los esfuerzos que desde el Gobierno se realizaron para autorizarlo, eso nunca ocurrió. La no aprobación ambiental del proyecto por parte de la Dirección Nacional de Medio Ambiente postergó su autorización, a pesar de que el entonces presidente Mujica más de una vez anunció a los medios la certeza de que así iba a ocurrir.

El golpe de gracia se lo dio la brusca caída del precio internacional de mineral, haciendo inviable el emprendimiento debido a la muy baja concentración que caracteriza al yacimiento uruguayo. Hasta lo que se sabe, a fines de febrero venció el último plazo para que Aratirí presentara a una empresa interesada en retomar el proyecto, sin que esto ocurriera. Significa que el proyecto llegó a su fin y los títulos mineros que poseía la empresa para la explotación del mineral en los padrones identificados con los yacimientos, deben pasar al registro de vacancias, como marca la ley.

Faltó poco para que la megaminería a cielo abierto se instalara en Uruguay. Hubiese sido un golpe muy duro contra la expectativa de que el desarrollo nacional sea sustentable.

Las mismas conclusiones deberíamos sacar si analizamos la intención gubernamental de explotar posibles yacimientos de hidrocarburos no convencionales, cuya existencia podrían confirmarse en la zona norte del territorio nacional.

La tecnología de fracking necesaria para extraerlo es incompatible con la conservación de los recursos naturales y con el paradigma sustentable de desarrollo.

Por estas razones compartimos la idea de que tanto la megaminería metalífera a cielo abierto como el uso de fracking deberían prohibirse en Uruguay, así como en su momento se hizo con la posibilidad de incorporar la energía atómica a la matriz energética del país.

El camino más esperanzador es apoyar iniciativas, como plebiscitar la prohibición de la megaminería, para que el pueblo decida.

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Hernán Sorhuet Gelós

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