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Presidente Lacalle

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HERNÁN BONILLA
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Luego de la espera por la formalidad, que no la necesidad estadística, del escrutinio de los votos observados, finalmente la fórmula Luis Lacalle Pou-Beatriz Argimón es la elegida para encabezar el próximo gobierno nacional.

La larga campaña electoral deparó un cambio histórico; la alternancia en el poder luego de tres administraciones frentistas hacia una inédita coalición de 5 partidos.

En el día de hoy están anunciados los festejos postergados, pero de hecho la transición, que formalmente comenzará el próximo lunes con la reunión entre el presidente Vázquez y el presidente electo, ya está en marcha. Es interesante entonces analizar algunos de los desafíos que deberá enfrentar el próximo gobierno, el rumbo previsto y las perspectivas que deparan.

Entre los problemas de corto plazo se encuentra el abultado déficit fiscal (casi 5%) y una deuda pública en crecimiento, seguramente en el entorno del 70% del producto. Ambos candidatos presidenciales habían coincidido en que era indispensable mejorar el resultado fiscal, lo que es indudable, pero discreparon sobe el método.

La propuesta de Luis Lacalle Pou, que ha sido explicada por el futura ministra de Economía y Finanzas Azucena Arbeleche, es reducir el gasto público para evitar que el ratio deuda sobre producto continúe incrementándose. Hacerlo suficientemente rápido para que las calificadoras de riesgo verifiquen que la trayectoria fiscal del país entra en un rumbo razonable es vital, así como escoger el lado del gasto antes que el del incremento de impuestos es inequívocamente acertado.

El país no resiste más impuestos, que ya se han incrementado incluso en el ajuste fiscal dinámico que aplicó el gobierno actual. Nuestro gasto público es extraordinariamente alto y debe reducirse, así como es necesario reducir la cantidad de empleados públicos.

Al mismo tiempo, el Estado debe comenzar a ser más eficaz y eficiente en las funciones de su estricta competencia y dejar de inmiscuirse en aquellas que las personas actuando libre y voluntariamente realizan con más conocimiento de causa y medios, alcanzando resultados sensiblemente superiores.

El mentado combo de problemas de competitividad que sufre el país y que ha deparado la disminución a lo largo de todo el presente período de gobierno de la tasa de inversión y del empleo, es el otro tema vital de la coyuntura. En este tema pesa tanto la carga tributaria como la mala regulación de muchos sectores de la economía, pasando por las elevadas tarifas públicas, el atraso cambiario y la falta de acuerdos comerciales.

Evidentemente en algunos de estos aspectos se podrá avanzar más rápido que en otros, pero será necesario poner la nave en movimiento desde el 1º de marzo para alcanzar resultados lo más rápidamente posible. Existen medidas en el acuerdo de compromiso con el país alcanzado por los partidos de la colación para ser optimistas sobre el rumbo.

Finalmente, luego de un afinado trabajo político -más que electoral-, Luis Lacalle Pou alcanza la presidencia de la República. Le ha demostrado al país que cuenta con las condiciones para encabezar un gobierno a la altura de la confianza que los uruguayos le han depositado. Nuestra democracia ha escogido una sana alternancia que ya está en marcha.

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