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El pináculo de la soberbia

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El vicepresidente de la República ha decidido salir de lleno en la etapa final de la campaña hacia las internas a cuestionar las propuestas económicas de la oposición y sus equipos técnicos. Desde el pináculo de la soberbia afirmó que los candidatos opositores "no tienen equipos económicos" y que no los conoce porque no fueron anunciados. También se despachó afirmando que no ve "en la oposición un enfoque económico como proyecto nacional".

Todo lo afirmado por Astori es falso. Los candidatos del Partido Nacional y del Partido Colorado han presentado a sus equipos técnicos en economía, que incluyen nombres prestigiosos y de relevancia mucho mayor, que los que exhibe el Frente Amplio. Los nombres han circulado abiertamente en la prensa, por los que si el vicepresidente no los conoce será culpa de su ignorancia supina, no de la oposición. Lo mismo puede afirmarse sobre las propuestas y el "enfoque económico" sobre los que existen diversas fuentes para conocerlos.

El exabrup

El vicepresidente de la República ha decidido salir de lleno en la etapa final de la campaña hacia las internas a cuestionar las propuestas económicas de la oposición y sus equipos técnicos. Desde el pináculo de la soberbia afirmó que los candidatos opositores "no tienen equipos económicos" y que no los conoce porque no fueron anunciados. También se despachó afirmando que no ve "en la oposición un enfoque económico como proyecto nacional".

Todo lo afirmado por Astori es falso. Los candidatos del Partido Nacional y del Partido Colorado han presentado a sus equipos técnicos en economía, que incluyen nombres prestigiosos y de relevancia mucho mayor, que los que exhibe el Frente Amplio. Los nombres han circulado abiertamente en la prensa, por los que si el vicepresidente no los conoce será culpa de su ignorancia supina, no de la oposición. Lo mismo puede afirmarse sobre las propuestas y el "enfoque económico" sobre los que existen diversas fuentes para conocerlos.

El exabrupto de Astori (por el que debería disculparse con quienes integramos equipos económicos de la oposición, en mi caso el de Jorge Larrañaga) solo se explica por la necesidad de salir a defender su fortaleza, que ha sido tomada e incendiada. En efecto, la principal virtud del astorismo, quizá la única, fue brindarle a los gobiernos del Frente Amplio equipos económicos presuntamente sólidos y eficientes. Pero ese mito se derrumbó al encontrarnos luego de 11 años de crecimiento económico, datos impresentables en las principales variables de la macroeconomía. ¿Cómo se puede defender que la economía tenga una inflación que sin toqueteos al IPC está por encima del 10%? ¿Cómo se explica un déficit fiscal del 3,2% del PIB con los ingresos del Estado aumentando en forma extraordinaria? ¿Quién puede decir que es razonable que el ratio deuda pública sobre producto interno bruto, esté en el entorno del 60%? Para cualquier analista desapasionado estos números son lamentables, consecuencia de un pésimo manejo macroeconómico que hoy salta a la vista. Si a eso le sumamos los casos por los que parte de ese equipo terminó procesado por la justicia, vemos que compramos por sólido lo que era cartón pintado.

Allá Astori y sus recursos histriónicos para tratar de defender lo indefendible y cubrirse de los ataques a los que está expuesto, descalificando sin argumentos a la oposición. Pero la sociedad uruguaya, con el paso del tiempo sabe poner las cosas en su lugar y el verso del astorismo ahora resulta indigerible. Pasado por arriba una y mil veces en la interna frentista, con nulo peso político y hoy también desprestigiado desde el punto de vista técnico, lo que le queda es agredir a quienes intentan construir una alternativa para el país.

El Frente se radicaliza, lo que emergerá claramente de los resultados de sus grupos, en la elección interna. Ahora, Astori promete que en el próximo gobierno se combatirá "todo tipo de desequilibrio" y las presiones inflacionarias. ¿Puede resultar creíble?

Se acerca el tiempo de que la oposición tome la posta, y para tranquilidad de Astori y de todos los uruguayos, va a saber hacerlo mucho mejor. No con alambicados discursos de saco y corbata, disociados de la política económica del gobierno, sino con hechos concretos, con inteligencia, con conocimiento del país real, con coherencia y con transparencia.

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Hernán Bonilla

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