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Lacalle Pou – Larrañaga

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En el día de ayer se confirmó que la fórmula del Partido Nacional para las elecciones nacionales estará integrada por Luis Lacalle Pou y Jorge Larrañaga. De esta forma, con un formidable gesto de unidad de Larrañaga, el Partido Nacional logra ser el primero en cerrar su propuesta electoral, lo hace de forma en que integra a todos los sectores y queda pronto para arrancar la carrera hacia octubre.

En el día de ayer se confirmó que la fórmula del Partido Nacional para las elecciones nacionales estará integrada por Luis Lacalle Pou y Jorge Larrañaga. De esta forma, con un formidable gesto de unidad de Larrañaga, el Partido Nacional logra ser el primero en cerrar su propuesta electoral, lo hace de forma en que integra a todos los sectores y queda pronto para arrancar la carrera hacia octubre.

Luego de la pausa mundialista vendrá una campaña dura pero esperanzadora. La década perdida del Frente Amplio puede dar paso a un gobierno que se centre en resolver los problemas de los uruguayos, no es poca cosa.

En los últimos diez años hemos asistido a la paradoja de una economía en crecimiento pero con problemas evidentes. Aún en plena bonanza enfrentamos, increíblemente, producto de una equivocada política económica de una inflación en aumento, un déficit fiscal al nivel de la post-crisis del 2002 y una deuda pública que a pesar de las celebradas emisiones (como la de esta semana) no para de crecer.
El aumento del gasto público, parte central de la explicación de estos problemas, ha sido escandalosamente ineficiente. Aquí hay dos problemas en uno. El aumento de la presión fiscal sobre los contribuyentes, ese peso que aplasta y limita la libertad de los contribuyentes es un mal en sí mismo.

La carga de impuestos directos, indirectos, tarifas públicas, doble pago de servicios, y un largo etcétera es un problema real del Uruguay de hoy.
El otro lastre es que ese aumento exorbitante del gasto público no ha redundado en mejores servicios para los uruguayos. Se gasta mucho más y los resultados son cada vez peores.

No puede exhibirse entonces como un mérito, por el contrario, es la demostración flagrante de lo pésimamente gestionados que han estado los recursos públicos, de la falta de planes, de controles, y en muchos casos aún de rumbo.

Más grave aún es el deterioro cultural e institucional que venimos sufriendo. El permanente desprecio por las formas, por cumplir con los procedimientos que nos hemos dado, el pensar en definitiva que hay fines que son más importantes que los medios por los que se alcanzan, es la simiente del pensamiento totalitario. Porque así desaparecen las garantías de la Libertad y cada ciudadano queda sujeto a la arbitrariedad del gobernante antes que a la impersonalidad de la Ley.
Por esa rampa que degrada valores, desalienta la apuesta a la excelencia, a la innovación, al trabajo y a la educación como medios de superación venimos descendiendo.

Pues bien, este panorama es el que podemos contribuir a cambiar, cada uno y entre todos, con el voto. Lacalle Pou y Larrañaga representan la oportunidad de un país mejor, que apueste a mirar más alto para gobernar ahora y gobernar bien. Conjugan renovación y experiencia, una visión nacional integral, y los principios de un Partido que en el Uruguay se identifica desde sus orígenes con la Libertad.

Es necesario mirar hacia adelante y corregir rumbos sin creer que es necesario reinventar la rueda. Lo que está bien debe mantenerse y mejorarse, pero hay temas cruciales en que necesitamos cambios profundos que debemos encarar con valentía y confianza en las potencialidades de nuestra sociedad.

El Partido Nacional está pronto y la ola arrolladora de esperanza compartida que está generando resultará incontenible.

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Hernán Bonilla

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