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Keynes y Hayek

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HERNÁN BONILLA
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El libro del periodista británico Nicholas Wapshott sobre el choque de ideas entre John Maynard Keynes y Friedrich Hayek, disponible en español, ha puesto en los últimos años nuevamente sobre el tapete la discusión sobre el alcance e influencia de dos economistas de primera magnitud en el siglo XX.

De personalidades y vidas extremadamente diferentes, es indudable que sus ideas marcaron decisivamente el devenir político y económico del siglo pasado, con un primer round ganado por Keynes, un segundo ganado por Hayek y un tercero que bien podría prolongarse hasta nuestros días, esencialmente inconcluso, o de resultados mixtos.

El libro de Wapshott deja traslucir una mayor simpatía por Keynes, marcada por un mayor número de críticas a Hayek. Algunas partes, como la discusión de teoría monetaria previa a la Teoría General de Keynes puede resultar algo tediosa, y algunas de las obras cumbres de Hayek pasan inadvertidas para el autor, pero en balance es un buen libro que resulta en una primera aproximación a las ideas generales de ambos autores. Uno de los aspectos interesantes del libro es rescatar la relación personal y las coincidencias entre Keynes y Hayek. Muchas veces las posiciones extremas de keynesianos y hayekianos ignoran que ambos procuraron salvar al capitalismo liberal, defendían el Estado de Derecho, la democracia y los derechos individuales y fueron furibundos antagonistas de los totalitarismos de su tiempo. Las noches en que debieron hacer guardia nocturna juntos en el techo de la capilla de King’s College en Cambridge, durante la Segunda Guerra Mundial, para alertar en caso de un bombardeo nazi, es una imagen extraordinaria por demás elocuente de sus coincidencias.

En los años que siguieron al arribo de Hayek a Londres el intercambio entre ambos fue especialmente áspero, pero con el paso del tiempo, los gestos personales y el respeto mutuo fue creciendo, al punto de que existen testimonios difíciles de conciliar con las caricaturas que se han trazado de ambos personajes. Las coincidencias de las visiones políticas de ambos autores, son expresadas por Keynes -nada menos- que en su comentario de Camino de Servidumbre, la obra más conocida de Hayek: “En mi opinión es un gran libro. Todos tenemos razones para estarle agradecidos por expresar tan bien lo que necesitaba ser dicho. No esperará que acepte todas sus indicaciones económicas en él. Pero moral y filosóficamente comparto virtualmente en su totalidad; y no solo lo comparto, sino que lo hago de forma profunda y conmovida”.

Al fallecer Keynes, a la temprana edad de 62 años, Hayek le escribió conmovido a su esposa Lydia describiendo a su rival como “el único gran hombre que conocí, y por el que siento una admiración sin límites. El mundo será un lugar mucho más pobre sin él.”

El libro de Wapshott repasa la era de aplicación de las políticas keynesianas, su posterior fracaso, el tiempo del resurgimiento liberal en los setenta y los triunfos y derrotas de cada uno en las décadas siguientes. Es necesario abundar sobre este debate, la raíz de las discrepancias y sus implicaciones de política económica, en su época y para nuestros días, por lo que comenzáramos una serie artículos sobre estos temas, y el amable lector espero nos acompañe en las semanas próximas.

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