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Keynes y Hayek (III)

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HERNÁN BONILLA
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Keynes alcanzó la fama antes que Hayek, a partir de su tarea como asesor del primer ministro Lloyd George en las negociaciones que llevaron al Tratado de Versalles, al culminar la Primera Guerra Mundial.

Hayek participó de la guerra, en el ejército austríaco, y terminó sus estudios a comienzos de la década de 1920. Allí comenzaría con sus primeros estudios sobre los ciclos económicos y la teoría monetaria que pautaron la primera etapa de su vida como economista.

Si bien Keynes ya era un columnista frecuente en medios británicos, y había publicado varios libros, fue con Las consecuencias económicas de la paz que alcanzó el grado de celebridad.

El Tratado de Versalles, acordado entre Estados Unidos, Francia y el Reino Unido impuso condiciones especialmente duras a la derrotada Alemania, en términos de pagos por reparaciones, cesión de territorio, confiscaciones, entrega de producción de carbón, entre otros. Keynes asesoró al gobierno británico señalándole el error de castigar a Alemania de esta forma y las consecuencias económicas y políticas que podía acarrearle, pero no tuvo éxito.

Luego de sufrir por un tiempo con los avatares de las negociaciones, consiguió retirarse y escribió de un tirón su libro sobre el asunto, que despertó escándalo por un lado y admiración por otro, a veces mezclados. Lo primero, por sus comentarios sobre los protagonistas del acuerdo, en especial las ácidas descripciones del presidente norteamericano Woodrow Wilson y del primer ministro francés Georges Clemenceau. Lo segundo, porque el libro muestra a Keynes en todo su esplendor: estilo brillante, sátira política, profundo análisis económico y perspectivas claras que, lamentablemente para Europa y el mundo, terminarían cumpliéndose.

A lo largo de la década de 1920 Keynes fue convirtiéndose en una de las voces más escuchadas en materia económica. Jalonaron ese proceso dos libros más, el Tratado de Probabilidad de 1921 y el Tratado sobre la reforma monetaria de 1923. El fin del laissez-faire, de 1926, puede interpretarse como su despedida del liberalismo económico.

Mientras tanto, Hayek siguió estudiando en su Viena natal, con una interrupción de un año por su primer viaje a EE.UU. Friedrich von Wieser fue uno de sus primeros profesores influyentes y luego se unió al círculo de Ludwig von Mises, que lo marcó y lo impulsó a estudiar teoría monetaria. Esta década y los primeros años de la siguiente ya instalado en Londres, abarcan el período de su producción económica, en la que realiza valiosos aportes a la teoría austríaca del ciclo económico, lo que, por otra parte, le valdría el Premio Nobel de Economía muchos años después.

Hasta aquí las vidas de nuestros protagonistas no se habían cruzado, salvo por una curiosa carta de 1927 que Hayek le envió a Keynes solicitándole el envío a Viena del libro de su colega Francis Edgeworth, Psicología matemática. La lacónica y humorística respuesta de Keynes fue sencillamente que tenía su stock de ese libro agotado. A partir de la llegada de Hayek a la London School of Economics en 1931 la relación empezó a ser frecuente, aunque al comienzo epistolar, vía revistas y poco amistosa.

El debate que comenzó a partir de entonces y que todavía despierta apasionado interés es el que iremos desgranando en próximas entregas.

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