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Desaceleración y consecuencias

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Hernán Bonilla
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El ministro Astori informó que el crecimiento de la economía uruguaya será menor en el segundo trimestre que en el primero, en una entrevista en el programa Punto de Vista de Radio Uruguay.

Dado que debemos suponer que el ministro se basa en información que adelanta la publicación oficial de ese dato que el Banco Central dará a conocer en setiembre corresponde tomarla con preocupación.

Recordemos que la última información disponible mostró que el crecimiento del PIB interanual en el primer trimestre fue 2,2% mientras que en términos desestacionalizados frente al trimestre anterior fue 1,1%. La proyección de crecimiento oficial para 2018 es de 2,5%, mientras que la de los analistas privados es menor, como debería serlo la del gobierno si toma en cuenta los cambios en la coyuntura internacional que se sucedieron desde que presentó la rendición de cuentas.

Este punto es central para el análisis ya que una de las fuentes fundamentales para lograr la trayectoria fiscal propuesta por el gobierno es el incremento del producto. Si el crecimiento de nuestra economía es menor al previsto la pauta de reducción de déficit fiscal planteada no solo no ocurrirá, lo que ya se da como un hecho, sino que corremos el riesgo incluso de que vaya en aumento.

Como partimos de un déficit muy elevado, de 4% en junio por segundo mes consecutivo, y una relación deuda bruta sobre producto de 66,9% en el primer trimestre, al volverse muy probable un escenario de desaceleración más rápido del previsto por el gobierno se plantea la posibilidad cierta de que las cuentas fiscales continúen empeorando. Vale decir, ya no solo no se incumplirá la meta fiscal de 2,5%, sino que podemos tener el año próximo un déficit fiscal superior al actual y eso pondría al país en una situación compleja.

En columnas anteriores criticamos la suba del gasto en la rendición de cuentas a estudio del Parlamento porque lo que debería haberse hecho es una reducción. Desde la presentación de la rendición hasta ahora el contexto es menos favorable para el país y su crecimiento será menor, por lo que, dado que difícilmente se cambie algo en la rendición, al gobierno solo le queda tomar medidas administrativas.

Dos iniciativas aparecen dentro del menú con impacto fiscal. La primera, que es topear la ejecución de algunos gastos como propusimos en otras oportunidades, es una medida necesaria e impostergable. Es, asimismo, indispensable comenzar a ejecutar la anunciada medida de que ingresen 2 funcionarios públicos por cada 3 vacantes, que pese a que se afirmó que se estaba aplicando, los datos de la Oficina Nacional del Servicio Civil lo desmienten. Más aún, el ingreso debería ser aún más estricto y selectivo que la medida anunciada y no aplicada anteriormente.

El gobierno no puede seguir con piloto automático hasta el fin de su mandato, falta demasiado tiempo y los desafíos son muchos y relevantes. No es admisible que, como en el caso de la reforma del sistema de seguridad social, solo se anuncie que será un tema que deberá encarar el próximo gobierno. En este punto, como en tantos otros, es mejor actuar mientras existe margen de maniobra que obligados por las circunstancias, y en ese sentido el gobierno tiene una responsabilidad que ejercer.

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