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Tres escenas de la vida política

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En ocasiones se suscitan hechos que definen pueblos o lugares al dejar huellas que establecen o modifican percepciones e imaginarios largamente arraigados. Con su combinación y su multiplicado relato, se construye la historia.

En ocasiones se suscitan hechos que definen pueblos o lugares al dejar huellas que establecen o modifican percepciones e imaginarios largamente arraigados. Con su combinación y su multiplicado relato, se construye la historia.

Hay otros sucesos, más numerosas y de menor proyección, que aunque no persistan, no dejan por ello de modelar en algún grado, la vida cotidiana, tanto de una colectividad, como del lugar que ocuparán en ella sus principales protagonistas. Quisiera señalar tres de estos hechos recientes, todos referidos al Frente Amplio. No porque no ocurran en otras tiendas o en otros planos, sino porque señalan un estilo de conducción política propio, por parte de quienes nos gobiernan, empeñados como todo grupo dirigente, en consolidar su hegemonía.

El primero es más bien anecdótico, pero fue perpetrado por nuestro primer mandatario y, en este caso en particular, en lo que pretendió aparecer como un ejercicio docente en ocasión del último Consejo de Ministros, emitido por los medios a todo el país. Allí un pícaro Vázquez señaló la posible dolencia síquica de su principal opositor, respondiendo a los dichos de éste, que le atribuía vivir en un “mundo paralelo”, al encerrarse en los límites de la Torre Ejecutiva. “La realidad es una sola”, -expresó. ... “El que crea que hay dos mundos, lo primero que tiene que hacer es una consulta con el psiquiatra” Con lo cual, en un escondido alarde de ingenio, apelaba al sentido común y la complicidad popular, recordándole que todos vivimos en un único mundo y que únicamente un enfermo mental podría sugerir lo contrario.

Más allá de su pobreza argumental, la intervención presidencial resulta reveladora, no solamente por la burda acusación que trasunta, sugiriendo delirios geográficos-existenciales en su opositor, sino por ignorar que la referencia al “mundo paralelo” no es más que una metáfora que traslada al campo político una teoría popular y para nada inconsistente de la física actual. Esto sin considerar el tono, entre irónico y complaciente, con que el presidente replicó. En un burdo modo de ridiculizar la palabra del otro y de despreciar al auditorio, que no se corresponde con la investidura del que la pronuncia.

La segunda operación tiene por protagonistas a varios dirigentes del F.A. Temiendo una baja votación en la interna de la coalición, se apresuraron a adelantar una baja asistencia para luego mostrarse conformes cuando dicho tope fue superado. De hecho la concurrencia, en relación a la anterior votación en 2012 descendió en más de un 45% mostrando nuevamente una baja performance. Sin embargo, con esta sencilla maniobra lograron edulcorar resultados claramente negativos, con el obvio propósito de engañar o confundir a la ciudadanía.

La última de estas intervenciones, originada en los diputados del F.A., tuvo otro carácter, en esencia mucho más grave. Promovieron la quita de incentivos fiscales a las donaciones a las Universidades privadas, con el objeto de limitar su financiación y justificaron su iniciativa, sosteniendo que lo hacían por razones “ideológicas”. Sin argumentarlas y por ende sin explicar porqué discriminaban tan burdamente, en momentos en que resulta necesario que el país en su conjunto se comprometa en una lucha frontal y en todos los planos, contra nuestro terrible atraso en la educación. Tanto a nivel primario como secundario y terciario. En suma, tres intervenciones, de muy distinto alcance, pero que por su carácter, ayudan todas a desmerecer la política.

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Hebert Gatto

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