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Política e ideología

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HEBERT GATTO
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Con independencia de sus opciones partidarias, el candidato Daniel Martínez es un hombre de bien. Esto no quita que inevitablemente sus enfoques ideológicos, subyazgan a su discurso. Son ellos los que nos permiten (o deberían permitirnos) optar entre los postulantes.

Si bien en las elecciones primarias se votan fracciones y nombres, no ocurre lo mismo en las nacionales, donde también inciden las orientaciones ideológicas, es decir las diferentes, constelaciones de valores y modelos socio políticos que distinguen a los partidos. Una característica básica que en la presente campaña electoral, de disperso discurso, parece obviarse.

Quebrando una regla de oro del frentismo, Martínez expresó de modo crítico, que la Unión Soviética había sido una experiencia desastrosa, que ni siquiera fue socialista, y que la izquierda, que adhirió a la misma, sigue pagando sus horrores. Como era de esperarse el comentario concitó el descontento no sólo de integrantes del Partido Comunista uruguayo -que evaluaron la URSS como un proyecto colectivo trascendente tanto para las mujeres, como para el desarrollo social y las ideas de igualdad- sino de la propia Carolina Cosse, que alabó la experiencia comunista como capaz de mandar un cohete a la luna, y permitir a los estudiantes, pese a su desapego, elegir libremente sus estudios sin sufrir hambre.

El inmediato disgusto de sus compañeros motivó una disculpa de Martínez, inquieto por haberlos molestado (sic). El asunto, que ya ha sido comentado en estas páginas, resulta revelador. ¿El ex intendente se disculpa por haber dicho la verdad entendiendo ahora, que debió haberla callado? ¿O lo hace porque se retracta de su descalificatorio comentario? En cualquiera de ambas versiones la actitud de Martínez resulta incomprensible. En el primer caso, la verdad, especialmente en asuntos de esta magnitud, no puede callarse. Hacerlo atenta contra la sinceridad. ¿Cómo un político, aceptando su ocurrencia, puede obviar los trágicos sucesos que ocuparon la mayor parte del siglo pasado y supusieron un indecible sufrimiento a más de un tercio de la humanidad? Si, por el contrario, los disculpa y se retracta de su juicio sobre ellos, su gravedad estremece. El candidato se estaría arrepintiendo de condenar, junto al fascismo, al peor totalitarismo del siglo XX. Una parte sustancial de la peor historia contemporánea.

Esto hace que no pueda entenderse la actitud del ex intendente. La única explicación, aunque nada justifique, es que la mayor parte de su coalición, incluyendo en la misma al Partido Comunista, al Movimiento de Participación Popular a Casa Grande, al PVP, y a parte de los independientes, sigue creyendo en el socialismo puro y duro (socialización de los medios de producción), en el proletariado, como agente del cambio económico y social y en alguna versión del marxismo como ideología revolucionaria. Incluyendo en ella al propio partido del candidato. Ante tanta unanimidad, Martínez, prudente, habría decidido dejar de molestar eventuales aliados. Es cierto que vista la implosión soviética, la ideología ya no vende, pero es como la sombra, no puede erradicarse so pena de auto traición, obliga a elegir entre votos y congruencia ideológica. O entre honestidad y conveniencia.

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