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Encuestas de fin de año

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Hebert Gatto
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Según el sondeo telefónico de Opción Consultores de diciembre pasado, nuevamente el Partido Nacional con 28% de adhesión sobre 600 consultados, supera al Frente con 25%, al Partido Colorado con 9%, al Independiente con 5% y a Asamblea Popular con 2%.

Mientras la suma de votos en blanco e indecisos llegan al 27%. Blancos y frentistas siempre por pequeñas diferencias entre ellos, se alternan en el primer lugar desde hace meses, muy distanciados de sus perseguidores, lo cual con la prudencia del caso, los perfilaría, como los únicos con chance de disputar la Presidencia.

Por más que el enorme porcentaje de votos en blanco, integrada en gran parte por frentistas decepcionados, (decisión que seguramente mayoritariamente no mantendrán), pueda modificar las posiciones partidarias respectivas. Lo que sí se perfila como constante es que si la actual oposición (blancos, colorados e independentistas) mantuviera su actual posicionamiento y se pronunciara más o menos en bloque, en la más que probable segunda vuelta, parecería encontrarse más cerca que el oficialismo de obtener el gobierno.

Otra evidencia es que este resultado, aún cuando estemos lejos de las elecciones, no es el que esperaba el FA. Al término del tercer año de gestión el país cerró un ciclo que a la vista de la situación de la región se temía negativo, con un sorpresivo crecimiento cercano al 3%, a la vez que estabilizó la inflación dentro del rango meta y aumentó el salario real y las exportaciones. Además de las positivas expectativas que genera la posible llegada de UPM. Por más que no todo en este plano resulte promisorio. Como se sabe los índices de ocupación, con reflejo directo sobre la población, han descendido levemente, bajaron las inversiones (internas y externas) y se mantuvo un déficit fiscal de alrededor del 3.5% del producto, que si bien en lo inmediato resulta menos impactante, preocupe a las autoridades.

De todos modo no parece ser el estado de la economía el factor exclusivo que modela las preferencias partidarias de la población. Ni en un país capitalista aparece como necesaria una conexión directa entre gestión política, situación económica y comportamiento electoral.

En ese sentido el descontento con el Frente tiene que ver con factores de largo aliento y de naturaleza no económica. Tanto ésta como otras encuestas recientes demuestran un resultado singular: son una parte de los frentistas quienes adelantan no votar al Frente, aun cuándo no se manifiesten como opositores y se mantengan como indecisos, incluyendo entre ellos a quienes adelantan hacerlo en blanco. Este factor, de pérdida de adhesiones de neto carácter ideológico, se genera tanto por izquierda como por derecha.

En la primera en tanto la gestión del Presidente, sobre todo su política de apertura al exterior y de prolijidad macroeconómica choca con sus concepciones anticapitalistas más profundas; por derecha, cuando sus seguidores perciben el creciente debilitamiento de los sectores aperturistas como el acaudillado por Danilo Astori. Que al parecer, ni siquiera podrá presentarse como candidato. Esta situación, pese al cacareo unionista, no es novedosa, sólo sorprende que a diferencia de lo que ocurre en el resto del mundo, haya tardado tanto tiempo en manifestarse.

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