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Ejemplos de una eterna conspiración

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Hebert Gatto
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Según manifestaciones de Raúl Sendic en informe para el canal estatal venezolano Telesur, Latinoamérica estuvo sometida desde el 2012 a una conspiración urdida en los EE.UU. concretamente en la ciudad de Atlanta, destinada a desestabilizar a los gobiernos progresistas del continente.

"Se trata de un plan –dijo el ex vicepresidente dirigido a descalificar y desprestigiar a determinados dirigentes de la izquierda y de los gobiernos de izquierda de América, con operaciones bien montadas (relacionadas) con la prensa, la justicia, con las redes sociales". Los estados sujetos a tales maniobras son y fueron Ecuador, Brasil, Venezuela, Centroamérica y también los de Sudamérica, donde él, por su parte, también sufrió las mismas.

Sendic realizó tales consideraciones, luego del reciente Foro de San Pablo, donde junto a una delegación del Frente Amplio, secundó una declaración de apoyo al Presidente Ortega en la conturbada Nicaragua. Semejantes intrigas, implementadas por el imperialismo con participación de varios ex presidentes del continente y que él oportunamente advirtió, lo exculpan de los infundios por su título cubano, de los presuntos perjuicios por su gestión en Ancap así como explican su utilización de las tarjetas corporativas de la Empresa. La más exitosa de las operaciones en Uruguay.

La conspiración Atlanta también demuestra lo falso de los montajes contra el peronismo kirchnerista (incluyendo la reciente condena del vicepresidente Armando Boudu), aclara las dificultades de Bolivia —cuyo porfiado pueblo se rehusa injustificadamente a reelegir al Presidente por enésima vez—, la deposición de Lugo en Paraguay, la prisión de Lula en Brasil o la indebida persecución a Correa en Ecuador. Todas conspiraciones armadas por el imperialismo (fase superior del capitalismo) que valiéndose de tribunales judiciales locales y de falsas imputaciones de corrupción, son una novedosa muestra de la "dependencia" del continente.

Días pasados otra de las maniobras yankis, en esta ocasión mediante la directa colaboración de su mandadero colombiano el ex presidente Santos, atentó sin éxito contra la renovada democracia venezolana, intentando ejecutar al Presidente Maduro, parte de sus custodios y sus pajaritos chavistas. Todos empeñados, ya anulado su Parlamento, en un gigantesco programa antiinflacionario de reconstrucción nacional. Cubanos y bolivianos recalcan que el fracaso del atentado no sólo exhibió el entusiasmo y participación de las milicias chavista, sino que constituye otra clara muestra de la protección que gobierno y pueblo de Venezuela siguen obteniendo de su imperecedero caudillo Simón Bolívar así como del guía de la revolución, el siempre presente Hugo Chávez.

En el Uruguay este fracasado magnicidio generó dos reacciones. Por un lado una declaración del gobierno que, con calculada ambigüedad condena la violencia en Venezuela sin mencionar el atentado a Maduro o sus reiterados desbordes institucionales. Por otro, originales declaraciones, tanto del Partido Comunista Uruguayo como del M.L.N., que reiteran el alerta ante la agresión imperialista. Sumadas ambas, otro papelón monumental, tanto del gobierno como de sus partidos coaligados de mayor presencia gremial o electoral, dispuestos a empañar la tradición internacional del país. Sin temor al ridículo.

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