MARTÍN RISSO FERRAND

En las sociedades democráticas aparecen tres nociones sobre las que se asienta todo el sistema político, jurídico, social y económico: la "democracia", el "Estado de Derecho" y los "derechos humanos".

Estos tres pilares presentan algunas características especiales que corresponde analizar.

En primer término el matiz internacional, ya que hoy no se encontrarán mayores diferencias en cuanto a qué se entiende por democracia y Estado de Derecho en los distintos países democráticos (Europa y América), aunque el grado de desarrollo de estas nociones variará en las distintas sociedades y sus experiencias.

Una segunda característica se aprecia en que en la mayoría de las sociedades mencionadas existe en general en la gente una suerte de comprensión básica sobre de qué se está hablando.

Podrán ser aproximaciones muy generales como decir que en un sistema "democrático" los principales cargos de gobierno son provistos por el mecanismo de la elección popular, se renuevan periódicamente y existe un amplio clima de libertad para gobernantes y opositores; o bien diciendo que un "Estado de Derecho" es aquel en que todos sin excepción (incluyendo al más encumbrado de los gobernantes) están sometidos a Derecho y no pueden actuar en menoscabo de lo que está establecido en la Constitución y la ley.

Pero en ambos casos hay una comprensión popular primaria de dichas nociones bastante correcta o que capta la esencia de las mismas.

Una tercera constatación es que estos conceptos son también valores especialmente importantes y sensibles para la sociedad y que ésta, aun en forma intuitiva, los reconoce y acepta como básicos y reclama, por tanto, su defensa.

Cuando pasamos a los derechos humanos se aprecia que, al igual que los otros pilares, hoy "derechos humanos" significa lo mismo en todo el mundo occidental, y además es una temática percibida por la sociedad como muy trascendente, la más importante.

Pero en general, y fuera de un reducido círculo de especialistas, resulta muy difícil para el ciudadano común determinar qué son los derechos humanos en su conjunto, y sólo se podrán hacer aproximaciones muy simples o parciales.

No es fácil explicar la dificultad anterior. Podría buscarse la causa en el más reciente desarrollo de los derechos humanos, a diferencia de las otras nociones.

También puede generar confusiones que, a diferencia de lo que ocurre con los otros pilares que son hoy valores compartidos de toda la sociedad, en materia de derechos humanos se advierte aún un cierto grado de disputa político partidaria, en la cual algunos sectores tratan de apropiarse de este valor reduciéndolo a un nivel partidario. Ello ha llevado a que, por ejemplo, muchos ciudadanos perciben los derechos humanos como tema de discusión político partidaria y no como algo que debe estar, necesariamente, por sobre los partidos políticos (al igual que la democracia y el Estado de Derecho).

Otras veces no se puede ver el sistema de los derechos humanos en su totalidad (como una unidad indivisible) lo que conduce a la existencia de lecturas parciales y necesariamente equivocadas.

En definitiva parece claro que tenemos una dificultad y que se precisa un fuerte impulso de difusión de estos temas, seria y plural, para superar este peculiar problema que presenta uno de los pilares de nuestra sociedad.

Muchos ciudadanos perciben a los derechos humanos como tema de debate político y no como algo que debe estar por sobre los partidos