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Oportunidades perdidas

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Gustavo Penadés
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El domingo pasado El País publicó un informe acerca de la situación de la localidad de Aguas Corrientes y el río Santa Lucía. Un tema estratégico como pocos, ya que refiere al abastecimiento de agua de Montevideo y parte de Canelones.

Restricciones presupuestales habrían detenido las inversiones que OSE debe hacer para solucionar el problema del barro que tira al río y que fueron acordadas con el Mvotma hace años. La verdades que si no fuera por la mala gestión de los gobiernos del Frente Amplio, que costó cientos de millones de dólares, se hubieran podido hacer varias veces las obras.

El asunto es otra muestra de la gestión que el gobierno lleva adelante, en la que el tiempo, la atención de las necesidades y de los problemas no son lo prioritario.

El mayor pecado del FA es haber dejado pasar el tiempo, como si por su solo paso las cosas se terminaran por solucionar. Además, no usó bien los fastuosos recursos que recibió Uruguay desde 2004.

Oportunidades perdidas que se ven en lo nacional pero también en los 28 años del Frente en Montevideo. En Montevideo las cosas son todavía peores que a nivel nacional, en el que hay políticas que se continúan de un período al siguiente. En Montevideo, cada intendente empieza con su equipo de confianza política, casi sin excepción, desde cero.

Sin embargo, en otras épocas se pudieron concretar grandes transformaciones. Existía otro sentido de la urgencia. Para no recurrir al ejemplo de los gobiernos del Partido Nacional, podemos irnos a otros momentos de la historia, en especial de Montevideo. En un tiempo en que los recursos económicos y tecnológicos no eran ni por asomo los de hoy, en siete años se construyó la maravilla de la Rambla Sur, inaugurada en 1935. En esos años también se terminó el Palacio Legislativo, se levantó el Palacio Salvo, el Estadio Centenario y muchas otras obras públicas y privadas más; entre las que destaca la gran inversión en pavimentación. Un dato muy elocuente: el 74% del pavimento del departamento se hizo en las primeras décadas del siglo XX.

Paradojalmente, en estos años en que el dinero abundó y el gobierno concentró la suma del poder político, muchas situaciones, lejos de encontrar solución, empeoraron a extremos increíbles, como el problema de la inseguridad. Los ciudadanos vivimos una tragedia en materia de inseguridad como en ningún otro momento de nuestra historia. No faltaron ni el dinero ni los recursos humanos, pero la situación, lejos de mejorar, empeora.

En otros temas se procede también con parsimonia, sin asumir que las personas y las familias tienen necesidades que no pueden esperar los tiempos de la burocracia. Esto le pasa, por ejemplo, a las familias imposibilitadas de acceder a viviendas dignas. Lo mismo con la educación, factor fundamental para el desarrollo personal, el ascenso social y el progreso nacional. Y así con la infraestructura, las políticas de movilidad urbana, etc.

A esta altura de la administración del Dr. Vázquez no cabe esperar ninguna sorpresa. En pocos meses se ingresará en la campaña electoral y el tiempo de las concreciones habrá terminado. Al momento de evaluar y pasar raya serán muy pocas las realizaciones que el Frente Amplio podrá mostrar con orgullo.

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