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Montevideo necesita un cambio

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Hace 24 años la Intendencia de Montevideo introducía el mal recordado “cepo”. Una medida que fue anunciada y defendida a lo largo del tiempo como si fuera la clave para el ingreso de Montevideo a la modernidad.

Inútiles fueron las quejas y reclamos de los vecinos y comerciantes a quienes ni se escuchó ni tampoco se les aportaron soluciones. Al final, estamos convencidos de que esa decisión, a la que hay que sumar los pésimos servicios municipales y la inseguridad pública fueron en gran medida responsables de la degradación del Centro y de la Ciudad Vieja. En esas áreas del departamento se concentraban estudios profesionales, servicios públicos, empresas y comercios minoristas y mayoristas que generaban una intensa vida social y comercial hoy lamentablemente desaparecida. La agonía de estos barrios continúa, y hasta ahora han sido vanos los intentos por rejerarquizarlos.

Traemos este asunto a colación porque estamos a pocos días de las elecciones municipales y el cepo es un ejemplo demostrativo de la gestión que llevaron adelante los gobiernos del Frente Amplio en Montevideo desde 1990 a la fecha.

Analizado en perspectiva, el ciclo frenteamplista es a todas luces deficitario desde casi todo punto de vista. Son 30 años a lo largo de los cuales los temas nunca terminan de solucionarse o de empezar a solucionarse. Empezando por aquellos que hacen a la razón de ser de los gobiernos departamentales: limpieza, alumbrado, recolección y deposición final de residuos, vialidad, necrópolis y transporte colectivo. Desde Vázquez a Di Candia, los servicios no son cumplidos adecuadamente. Para peor, también el Frente Amplio es capaz de aumentar el endeudamiento para empeorar las cosas, como lo hizo con el plan de movilidad urbana. En plena campaña electoral, el Frente Amplio se hace el distraído sin asumir las decenas de millones de dólares que costaron a los montevideanos los corredores Garzón y Gral. Flores, a lo que debería adicionarse el costo de las estaciones de transbordo. Al final nada de eso sirvió. Hoy los montevideanos no viajen ni más rápido, ni más barato ni más cómodos, pero deben pagar mayores impuestos.

La deficiente prestación de los servicios municipales va de la mano de una desastrosa gestión económico-financiera. Los ingresos crecen constantemente, pero el déficit crece también constantemente. La tónica es la falta de planificación a mediano y largo plazo. Cada intendente empieza de cero, condenando al departamento a un eterno recomenzar.

Los partidos políticos que conforman la coalición que lleva adelante el gobierno nacional decidieron, inteligentemente, comparecer unidos postulando una excelente candidata, como lo es la Ec. Laura Raffo. Es así entonces que, en pocos días más, los montevideanos deberán decidir qué opción tomar: si el continuismo de 30 años de gobiernos frenteamplistas o buscar un nuevo proyecto para el departamento.

Esperemos que a lo largo de los días que nos separan de la elección, los montevideanos reflexionen y se animen a elegir una opción diferente capaz de superar las carencias de un modelo de gestión que, después de 30 años se muestra, sin lugar a dudas, totalmente agotado. Montevideo necesita un cambio profundo. Este es el momento.

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