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Crónicas de amor en cuarentena

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GINA MONTANER
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Las personas de la tercera edad son quienes más sufren el confinamiento y la distancia debido a la pandemia.

Son los más frágiles a la hora de que el organismo batalle contra el Covid-19 y durante largos meses han tenido que aislarse a la espera de la tan ansiada vacuna.

Precisamente fue a raíz del inicio de los confinamientos cuando el actor Mandy Patinkin y su esposa, la actriz Katryn Grody, por primera vez incursionaron en el mundo de las redes sociales. Patinkin, de 68 años, es de sobra conocido por su amplia trayectoria en Broadway, inolvidable como Iñigo Montoya en el filme The princess bride y soberbio en su interpretación del agente de la CIA Samuel Berenson en la serie Homeland. Grody, de 74 años, tiene una larga trayectoria en el teatro y también es escritora.

Fue uno de sus hijos, quien permaneció con el matrimonio en una casa de campo al estallar la epidemia, a quien se le ocurrió comenzar a filmar breves videos de sus padres que luego ha publicado en Twitter, Instagram y hasta en la novedosa Tik Tok. Patinkin y Grody, ajenos hasta ahora al fenómeno de los influencers que se convierten en celebridades de la noche a la mañana, sin proponérselo tienen millones de seguidores que siguen sus conversaciones, sus opiniones, sus discusiones y hasta instantes memorables como el actor entonando en yiddish Somewhere over the rainbow después de las elecciones presidenciales.

En un artículo reciente publicado en el New York Times sobre esta pareja de artistas, se señala el nervio que tocan estas escenas de matrimonio, evocando la célebre película de Ingmar Bergman. El director sueco siempre tuvo una visión torturante de la vida en pareja y el binomio Patinkin-Grody no oculta que el matrimonio, como ese otro clásico del cine dirigido por Stanley Donen, Dos en la carretera, es un largo recorrido con inevitables baches en el camino.

Pero en sus videos virales hay muchas risas, complicidad y una paridad en lo referente al mutuo respeto intelectual que le faltó a Bergman (la dictadura de los genios dominantes) en su relación con las mujeres que fueron sus musas en la vida y en el cine.

Además de sus reflexiones acerca de sobrellevar 24 horas al día juntos sin el espacio individual al que estaban habituados, Patinkin y Grody aprovecharon el encierro en un año electoral en el que había mucho en juego para hacer activismo político y su alcance fue sorprendente. Con videos divertidos e ingeniosos hicieron una incansable campaña a favor de Joe Biden-Kamala Harris, centrados en incentivar el voto. Para ambos era fundamental que la empatía y la compasión volvieran a resonar en la Casa Blanca. Cuando el actor de Homeland conoció a su futura esposa a finales de los setenta, fue ella quien lo inició en las causas políticas y sociales.

Pero más allá del activismo político y cívico, en sus videos caseros Mandy Patinkin y Katryn Grody han presentado la crónica de una historia de amor que ha sobrevivido a la erosión del tiempo. En la entrevista que le hicieron en el NYT, Grody se refiere al acto casi épico de haber resistido “las brutalidades de la intimidad”. Al cabo de más de cuatro décadas juntos, con emoción compartieron el día en que al fin se vacunaron. Como en las mejores películas, con ellos hemos llorado y también reído.

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