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Sano y vivo

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El senador Mujica dijo que no será candidato a la presidencia en las próximas elecciones. “Tengo que declarar enfáticamente para que no se sigan equivocando los amigos y los adversarios: no seré candidato presidencial en las próximas elecciones si estoy vivo y si estoy sano”, adelantó Mujica en su audición radial.

El senador Mujica dijo que no será candidato a la presidencia en las próximas elecciones. “Tengo que declarar enfáticamente para que no se sigan equivocando los amigos y los adversarios: no seré candidato presidencial en las próximas elecciones si estoy vivo y si estoy sano”, adelantó Mujica en su audición radial.

La aclaración es pertinente porque algún entusiasta militante podría intentar proclamarlo candidato no estando vivo ni sano. Después de todo, el histórico líder norcoreano Kim Il Sun sigue siendo el presidente de su país a pesar de haber muerto en 1994.

La declaración de Mujica no hace más que operar el efecto inverso y confirmar un secreto a voces: en caso de que se den ciertas circunstancias en los albores del 2019, cuando los partidos estén perfilando sus candidatos para las elecciones de octubre de ese año, el oficialismo puede volver a necesitarlo.

Más que eso, y siendo que el ex presidente no prometió abandonar la política sino tan sólo la banca y la eventual candidatura, es posible que en el fondo de su corazón, aliente la esperanza de que esa circunstancia no deseada, lo alcance vivo y sano.

El Frente Amplio ya enfrentó en octubre del año pasado un escenario competitivo que lo obligó a jugar sus mejores cartas. Tanto que su candidato, Tabaré Vázquez, debió recurrir a un retiro espiritual en La Paloma para relanzar una campaña que venía entreverada.

Al igual que Mujica ahora, Vázquez también dijo que se retiraba de la política, pero no era cierto. Algunos años después, y como ya se sospechaba cuando hizo el anuncio, debió volver para hacerse cargo de la candidatura presidencial porque el Frente Amplio no podía darse el lujo de competir sin su mejor candidato.

Nada hace pensar que eso va a cambiar en 2019, luego de cinco años que se prevén más duros y con un mayor nivel de desgaste por parte de un elenco de gobierno que cumplirá entonces quince años en el poder.

Si Mujica está sano y no surge ningún candidato de estatura presidencial, ¿no necesitará el Frente recurrir a su popularidad y carisma? Después de todo, ¿qué otra cosa hará todo este tiempo si no política? ¿Qué es lo que hizo Mujica cada minuto de su vida, a excepción de los años que pasó en prisión? ¿Qué hizo durante el primer año de gobierno de Vázquez?

Su sector político, que promete un relevo generacional gradual, mantiene un férreo control del poder, incluyendo el bloqueo de varias iniciativas del Ejecutivo. Si el temor a la fractura sigue bloqueando los cambios, una buena parte del electorado que llevó al Frente al gobierno por tercera vez, mirará con mayor interés el resto de la oferta electoral.

Quizás el resultado de las elecciones de delegados docentes para los órganos de dirección de la Enseñanza Pública sea una señal de que ya no se cuenta con el voto de la gente, apelando únicamente a su sentido de pertenencia. Este sólo sobrevive en un sector minoritario.

Si Vázquez no logra reponerse y transmitir entusiasmo y sentido del rumbo, la ciudadanía buscará la figura que pueda conducirlo hacia el futuro allí donde esté.

El problema con Mujica no es lo que haga en 2019 sino lo que deje hacer a Vázquez en los años que le quedan de gobierno.

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Gerardo Sotelo

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