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Olesker, el rey mago

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Es significativo que la entrevista a Daniel Olesker, exministro y senador, y aspirante a la secretaría general del Partido Socialista, haya sido publicada el día de los Reyes Magos.

Es significativo que la entrevista a Daniel Olesker, exministro y senador, y aspirante a la secretaría general del Partido Socialista, haya sido publicada el día de los Reyes Magos.

Lejos de toda pretensión monárquica, Olesker forma parte de un sector de la izquierda que cree en el poder mágico de las ideas. El caso resulta particularmente destacable porque estamos ante un profesional de la Economía, una disciplina en la que suelen fracasar los idealistas cuando no respetan sus límites y rigores.

La entrevista es un recetario que viene de fracasar estruendosamente en Venezuela y Argentina, como antes en todos los lugares en los que se aplicó, pero esto para Olesker y sus socialistas ortodoxos es un detalle menor. Creen sinceramente que regular los precios de los alimentos permite defender el salario real; aumentar los gravámenes a las grandes ganancias hace posible una mejor distribución de la riqueza; trasladar al precio de los combustibles las inversiones de Ancap habría evitado la bancarrota, no exigir nada a los beneficiarios del Mides ayuda a sacarlos de la pobreza y aumentar en cien millones de dólares el presupuesto no es algo realmente oneroso.

En la visión oleskeriana del mundo, las políticas públicas no generan externalidades negativas (efectos contrarios a los que se buscan) si las intenciones son buenas.

La semana pasada se conoció una carta enviada al semanario Búsqueda por el director de descentralización de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), Pedro Apezteguía, en la que explica su renuncia al PS (al que pertenece desde hace cuarenta años) por la “falta de lógica, mesura y sensatez” y el “infantilismo”, a los que lo condujo el sector ortodoxo liderado por Daniel Olesker y el diputado Gonzalo Civila. Pocos meses antes se había ido Gabriel Oddone, uno de los economistas más respetados del país, engrosando una larga lista de dirigentes, igualmente cansados de las rencillas internas y las ideas locas.

Álvaro Echaider, referente de la juventud socialista de la denominada “Generación del 83”, explicó hace unos años con amargura las razones de su renuncia. El “sapo” Echaider lamentaba que, habiéndose acercado al PS para luchar por cambiar la sociedad, terminó involucrado en una lucha entre compañeros.

En el 2013, cuando se lanzó la Nueva Agenda Progresista liderada por el actual director de la OPP, Álvaro García, una destacada figura socialista me confesó que la iniciativa buscaba generar un espacio en el que se pudiera manifestar ideas modernas y de futuro, sorteando el bloqueo interno.

Olesker y sus ortodoxos serían sólo una anécdota pintoresca si no tuvieran chances de derrotar en la interna socialista a la senadora y ex- presidenta del Frente Amplio Mónica Xavier. Si así ocurre, sus ideas atrabiliarias subirán un peldaño en la ecuación de poder del oficialismo, desequilibrando aún más la balanza en detrimento de las posiciones moderadas de Vázquez y la mayoría del Ejecutivo.

En un gobierno con mayoría parlamentaria, en el que todo se vota por unanimidad pero que enfrenta un delicado equilibrio, el infantilismo de quienes creen en los Reyes Magos puede terminar generándole un problema al resto del país.

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Gerardo Sotelo

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