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Vázquez y Mujica

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FRANCISCO FAIG
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Los papeles que están jugando Vázquez y Mujica merecen análisis, porque dan cuenta del talante general de la oposición que está protagonizando el Frente Amplio (FA).

En primer lugar, se trata de expresidentes que carecen de proyección electoral. Ni Vázquez, nacido en 1940, ni Mujica, nacido en 1935, serán candidatos en 2024. Ambos son, empero, las figuras más conocidas y legitimadas de la izquierda, por lo que su mayor protagonismo termina quitando visibilidad y proyección a cualquier liderazgo frenteamplista que pretenda afianzarse en estos años. Luego de la derrota de Martínez en 2019, Vázquez y Mujica no solo no están promoviendo una renovación interna, sino que están de hecho impidiendo que ella siquiera alumbre.

En segundo lugar, han elegido un tono opositor combativo que no es muy distinto al de los años 90. Por un lado, Vázquez quiere hacer oír ahora su campana, como si las elecciones nacionales fueran pronto, e insiste con que el único afán de la coalición que ganó en 2019 fue sacar al FA del poder, a pesar de que, por ejemplo, la ley de urgente consideración ilustra bien ciertos acuerdos políticos sustanciales que forjaron a esa coalición. Por otro lado, Mujica se entretiene repitiendo los prejuicios que otrora le fueron tan útiles, como que el gobierno responde a cierta clase social o que Lacalle Pou es un joven falto de experiencia, y trata de dar manija a los colorados contra los blancos como si este país fuera el mismo de los inicios de los años 60.

Ambos creen que el FA podría haber ganado si la estrategia electoral hubiera sido otra (y quizá, si hubiera habido un mejor candidato). Y ambos creen que la coalición de gobierno es frágil. En definitiva, siguen razonando con las lógicas políticas que hace más de dos décadas les dieron buen resultado para acumular adhesiones en favor del FA. No pueden o no quieren ver que el país cambió; que se abrió un tiempo político distinto al de los 90 y al de los quince años frenteamplistas; y que sus actuales argumentos solo convencen a los izquierdistas ya convencidos.

Lo importante del asunto es que Vázquez y Mujica están dando el tono de la melodía de oposición que inspira a todo el FA. Los Bergara, Carrera, Cosse y Andrade, por mencionar a algunos de los integrantes del coro, solo colaboran con armonías primitivas o con contrapuntos muy previsibles. En general, comparten una tríada monótona, que afirma que el gobierno es impopular, autoritario e insensible. Empero, cuando les toca protagonizar alguna cantata, se nota mucho que desentonan. Por ejemplo, para el caso de la ley de urgencia, la repetitiva tríada ensayada en la huella de Seregni desafinó, ya que casi el 50% de los artículos de esa ley fueron votados por el FA en cada Cámara.

Se atribuye a Napoleón aquello de que si ves que tu enemigo se está equivocando, no lo distraigas. Parecería ser entonces que lo mejor que puede hacer el oficialismo hoy es no interrumpir a estos dos expresidentes que tan tenazmente se mantienen en la primera línea de acción opositora, y que comparten la envejecida batuta de la zocata coral del FA.

Es que aunque parezca extraño, con sus talantes avinagrados Vázquez y Mujica están resultando ser, malgré eux, los mejores aliados del gobierno de coalición.

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