Se supo que bajo la presidencia de Cosse, entre 2010 y 2014, Antel gastó en publicidad 91 millones de dólares.

Su antecesora había gastado 48 millones, y su sucesor 56 millones. Antes, se había transparentado el costo de la construcción del Antel Arena: 110 millones de dólares en total, cuando inicialmente Cosse había afirmado que sería de 40 millones.

Cosse no hizo nada muy distinto a lo que llevó adelante Sendic en Ancap. Desde la presidencia de un ente del Estado, ambos potenciaron su visibilidad política en base a gastos inmensos. No importó si las inversiones eran rentables: el Antel Arena hoy vale menos del 40% de lo que costó, y funciona a pérdida; en Ancap, el biocombustible de Alur sigue siendo costosísimo, y los millones invertidos en su cementera dan gigantescas pérdidas anuales.

A Sendic el despilfarro le dio buen resultado: en la interna de 2014 pasó a liderar un sector muy votado dentro del Frente Amplio (FA), y eso lo apuntaló para ocupar la vicepresidencia en la fórmula con Vázquez. Lo que siguió es conocido: a pesar de que el FA intentó tapar todo, el parlamento primero y la justicia después terminaron mostrando irregularidades que llevaron a Sendic a la vergüenza de renunciar a la vicepresidencia por corrupto.

Cosse no transita aún esa etapa de decadencia. Logró demorarla al declarar secretos esos gastos de Antel, que salieron a la luz ahora gracias al cambio de gobierno. Entretanto, quedó segunda en la interna del FA de 2019, y de no ser por el empecinamiento de Martínez de promover a una edila cuya mayor virtud era la de haber mentido sobre sus estudios universitarios (un clásico de la ética frenteamplista), debía de haber sido candidata a vicepresidente. Hoy, Cosse es la que mejor se perfila dentro del FA para la intendencia de Montevideo.

Es razonable indignarse con los despilfarros de Cosse. En definitiva, todo ese dinero podría haber llevado otros fines mucho más urgentes y necesarios que la promoción de su figura: desde más cuidado para el agua potable de OSE, que el FA dejó estropeada luego de 15 años en el poder, hasta mayor presupuesto en educación, en donde también quedaron enormes déficits, se pueden encontrar decenas de inversiones más relevantes que la publicidad de Antel.

Pero lo que no es razonable es creer que el comportamiento de Cosse no refleja la esencia del FA. En estos años, todo el FA sabía qué había hecho Sendic en Ancap; a pesar de eso, lo apoyó y lo protegió. También el FA sabía lo que estaba haciendo Cosse en Antel; pero la apoyó con sus votos en el Parlamento, la llevó de precandidata a presidente en 2019, y ahora la promueve en Montevideo. No importan las irregularidades, denunciadas por el Tribunal de Cuentas en su momento, ni la responsabilidad política de manejar bien los dineros públicos. Para la izquierda, solo cuenta que Cosse y Sendic son de izquierda.

Con el paso de los meses se arrojará más luz sobre lo de Antel, al igual que el paso del tiempo hizo más evidentes los horrores de Sendic en Ancap. Pero la diferencia con Sendic, hoy, es que todavía se está a tiempo de evitar que este FA que apoya a esta Cosse gane en Montevideo. Hay que quitar del poder a este FA que promueve y protege a este tipo de liderazgos tan nocivos como corruptos.