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Basta ya

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Francisco Faig

Basta ya de perder energías en introspección partidaria. Los resultados electorales del ciclo 2009- 2010 no son muy distintos a los de 2004-2005. El mayor apoyo electoral vendrá de las definiciones a futuro, y no de escarbar el pasado.

Basta ya de ceder posiciones al gobierno de Mujica. El país precisa que la oposición fije un rumbo distinto y que se muestre claramente como una opción de gobierno con capacidad de gestión.

El acuerdo y el diálogo con el gobierno no pueden diluir la firme voluntad de señalar, siempre, que hay una clara diferencia entre el Frente Amplio y los partidos tradicionales.

Basta ya de creer que se puede encontrar un camino de éxito electoral vistiéndose de progresismo. Nadie elige una fotocopia si puede optar por un original.

La oposición tiene sus propias respuestas para los problemas del país. Hay que explicarlas, promoverlas, multiplicarlas. Hay que hacer política y pedagogía.

Basta ya de jugar con la arquitectura institucional del país. No es prioridad nacional la estructura de alcaldías; no corresponde que haya delegados presidenciales departamentales ni regionales; no precisamos de ninguna reforma constitucional electoral.

Hay que defender el régimen de 1997 frente a los embates de una demagogia que, con el mito de la participación ciudadana, engorda el Estado clientelista.

Basta ya de aceptar que se le tuerza el cuello a las Fuerzas Armadas, y que se genere un servicio de inteligencia estatal sin garantías. Hay que responsabilizar políticamente a la administración Vázquez de los abusos de estos años y defender la esencia de una institución necesaria para el país.

Basta ya de no exigir resultados. La demora del gobier-no en fijar el rumbo en los temas de energía, seguridad, infraestructura y educación, precisa ser denunciada con vehemencia. Las mayorías de izquierda se diluyen y no toman iniciativas. El país no puede esperar más.

Basta ya de rehuir la exigencia del cumplimiento de los acuerdos. De una vez por todas deben llenarse los cargos vacantes, en particular en la educación pública, que permitan controlar al gobierno de izquierda por parte de representantes de los partidos tradicionales.

Rápidamente, debe enfrentarse la reforma de la ley de educación aprobada en la legislatura pasada. Y si no se cumple con ese acuerdo interpartidario, se precisa hacer responsable de la debacle educativa a quien, efectivamente, lo es: el Frente Amplio.

Basta ya de evitar formar un frente común. Con habilidad la izquierda juega con las divisiones de la oposición y cuando llega el momento, consiente a su patota sindical y a sus bases para seguir gobernando. Entretanto, siembra la sensación de que no hay un camino alternativo posible, porque los líderes de los partidos de oposición no están de acuerdo entre sí.

Basta ya de aceptar el discurso que asigna a la izquierda el monopolio de la moral y la virtud. Con virulencia y convicción hay que señalar los casos de corrupción y clientelismo que se multiplicaron en el Estado desde 2005.

Basta ya.

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