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FERNANDO MATTOS
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Llega al final esta campaña electoral que tuvo como novedad el retorno del debate entre los candidatos que encabezan las fórmulas, disputando el balotaje.

En esa instancia, sirvió para que los ciudadanos apreciaran dos visiones de país, las propuestas de solución a los serios problemas de la economía, el empleo, la gestión pública, la educación y la seguridad.

Luis Lacalle planteó una serie de críticas a las diversas políticas implementadas por el Frente Amplio, obteniendo escasa respuesta por parte de Daniel Martínez, quien prefirió contestar con cuestionamientos a temas del pasado y del entorno del candidato opositor. También Martínez trató de exponer los logros del gobierno, que sin duda los hay, pero siempre desde esa tesis fundacional que insiste la izquierda en argumentar, como si previamente al 2005 nada hubiera existido o bien el país fuera gobernado por irresponsables que hundieron al Uruguay en la crisis más profunda.

Recordemos que la gran crisis del 2002 tuvo enormes efectos en la economía y en los indicadores sociales, elevando la tasa de pobreza e indigencia a niveles alarmantes. Tres hechos relevantes ocurridos en la región generaron un enorme impacto en Uruguay, en tiempos de fuerte integración del Mercosur e importantes vínculos con los vecinos.

Por un lado, la devaluación brasileña de más del 100%, en enero del 99, cortó abruptamente los negocios con nuestro principal socio comercial. Por otro, el fin de la ley de convertibilidad en Argentina, en 2002, la devaluación, el cepo cambiario y el estallido social que redundó en una profunda crisis institucional y política.

En el medio de las dificultades de los vecinos, irrumpió la aftosa que encontró nuestro rodeo sin inmunidad, una vez que habíamos dejado de vacunar para obtener acceso a mercados de valor con el estatus libre de aftosa sin vacunación.

Es indiscutible que importamos la crisis desde nuestros vecinos y fue un gran gobierno el que supo conducir al Uruguay a través de la tormenta, traspasando el poder en 2005 al Frente Amplio con el país en paz, en la senda del crecimiento y revirtiendo parcialmente los graves índices de deterioro social.

Aquí nuestro homenaje al presidente Jorge Batlle que lideró el proceso y dejó claro que no podíamos tomar la opción de Argentina declarando el default, afirmándose en el concepto de respetar los contratos y la buena reputación del país.

Esa fue la gran decisión del estadista, tomada con el apoyo del Partido Nacional, conformando la coalición parlamentaria que encontró la salida a las dificultades del país. Mientras tanto, Tabaré Vázquez, intentando sacar rédito electoral, reclamaba irresponsablemente la declaración del default en la misma línea del Fondo Monetario Internacional. Paradójicamente, el más beneficiado por la ejemplar salida uruguaya fue el propio Vázquez una vez que llegó a la presidencia.

Jorge debe estar contento al ver al Partido Colorado renovado y en unidad, sentando las bases de una coalición que asegure gobernabilidad y los cambios que exige la sociedad, haciendo campaña por un nacionalista, retribuyendo el apoyo recibido en el primer balotaje que lo ungió presidente y, sobre todo, poniendo fin a este ciclo de tres gobiernos.

Él nos mostró el camino en las tinieblas priorizando la libertad.

Seguiremos su legado.

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