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Cosechando lo sembrado

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FERNANDO MATTOS
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El 23 de octubre de 2000 fue un día nefasto para el Uruguay, fue el inicio de un período muy difícil para la economía y la sociedad, al confirmarse la reintroducción de la aftosa, en las afueras de Artigas.

Éramos libres sin vacunación desde 1996, lo que nos permitía acceder a casi todos los mercados cárnicos, sin limitantes de producto, condición que jamás pudimos recuperar. Se aplicaron todos los protocolos, incluyendo el sacrificio sanitario en casi 20 mil animales, restringiendo movimientos y aislando al departamento, en un intento fallido de salvar el status sanitario del resto del país. Seis meses después, aparece en Soriano un foco que luego se arrastró por todo el territorio, pues habíamos dejado de vacunar 7 años antes.

Perdíamos definitivamente la condición libre sin vacuna, fundamentalmente por el irresponsable manejo en países de la región, anticipando el cese de la vacunación sin respetar las recomendaciones técnicas, priorizando temas políticos, intentando replicar el éxito comercial que alcanzaba Uruguay. Quedamos 6 meses sin poder exportar, afectando severamente a toda la cadena con repercusiones económicas generales, pero fortaleciendo paradójicamente la imagen y credibilidad de nuestra política sanitaria. Se puso de manifiesto el esfuerzo de toda la sociedad, con el presidente Jorge Batlle al frente, asumiendo el comando de la crisis, alineando au- toridades, recursos del estado y sociedad civil, mancomunando esfuerzos para superar la difícil situación. Permanece viva la imagen de Batlle retornando al país, anunciando en conferencia de prensa la verdad, reconociendo los hechos, comprometiendo los máximos esfuerzos contra la aftosa y pidiendo la cooperación internacional.

Esta confianza conquistada en materia de sanidad animal ha sido continuada por los sucesivos gobiernos, siendo una gran fortaleza del Uruguay que retorna a Japón, luego de 19 años, con enorme mérito de muchos técnicos y jerarcas, siendo el primer país que vacuna contra la aftosa que accede a ese exigente mercado.
En ese sentido, es de vital importancia el sistema de trazabilidad animal implantado hace años, como instrumento ejemplar, también impulsado por Batlle.

Si bien no se espera inicialmente un gran flujo comercial, esta habilitación es una gran noticia que prestigia al Uruguay, posibilitando mejorar las opciones comerciales, siendo útil además como referencia para abrir otros mercados.

No es el mismo Japón que hace dos décadas, siendo revelador el envío de hamburguesas, no solo por ser un producto con mayor grado de elaboración pero también un aval a nuestra sanidad, una vez que la carne picada representa mayor riesgo. Colocar este producto, demuestra también los cambios de hábitos de consumo, generando buenas expectativas en la demanda hacia el futuro.

Queda pendiente el tema arancelario, donde debemos disminuir la brecha existente con Australia, que paga 12% menos en su ingreso a Japón.

La sanidad es una clara política de estado, debiéndosele asignar los necesarios recursos materiales y humanos acordes a un país exportador de excelencia. Esta historia lo justifica. Como decía el gran estadista, “La vaca les gana”. El tiempo y los hechos le siguen dando la razón.

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