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Primer año de gobierno

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felipe paullier
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Ayer primero de marzo, se cumplió el primer año de gobierno del Presidente Luis Lacalle Pou. Un año sin dudas distinto al que imaginamos todos, cargado de desafíos y dificultades, pero marcado por un liderazgo moderno y transparente.

Al analizar estos 365 días de la nueva administración, no podemos dejar de considerar la pandemia y sus consecuencias. Sin embargo, es destacable que pese al escenario adverso e incierto que planteó para todos la emergencia sanitaria, el gobierno continuó avanzando en las transformaciones prometidas en su programa de gobierno y tan necesarias al asumir la responsabilidad de conducir el país.

La opinión pública es clara respecto a los aciertos del gobierno en el manejo de la pandemia, desde la decisión firme de no recurrir al cierre total de las actividades, a la responsable negociación de las vacunas y el inicio esta semana de un ambicioso plan de vacunación que pondrá en algunas semanas a nuestro país a la vanguardia.

Una gestión caracterizada por medidas contundentes a nivel sanitario y fundamentalmente en lo social, con apoyos alimentarios, transferencias monetarias y fortalecimiento de la articulación interinstitucional entre el gobierno nacional y los departamentales.

Un manejo que, a partir de la conformación del GACH, ha permitido la confluencia de la academia y la gestión política, tomando decisiones fundadas en la evidencia y no al grito. Ya parece lejano aquel abril en el que algunas voces políticas y sindicales reclamaban, entre otras cosas, la cuarentena obligatoria.

En estos doce meses de gobierno, también se destaca la aprobación de dos leyes emblemáticas como la Ley de Urgente Consideración y la Ley de Presupuesto. Ambas plantean reformas transformadoras y resumen gran parte del programa de gobierno que presentó la coalición en campaña.

Una Ley de Urgente Consideración que, más allá del juego político que realiza hoy la izquierda, recibió su apoyo en muchos de sus artículos, incluso algunos que ahora se quieren derogar. Un buque insignia de la gestión del Presidente Luis Lacalle Pou, que sienta las bases para necesarios cambios en la educación y la salud, que garantiza el derecho al trabajo y la defensa de la propiedad privada, y que introduce importantes cambios en el sistema de adopciones, entre otros.

Este primer año ha sido sin dudas desafiante en materia social, evidenciando las enormes dificultades y necesidades latentes en nuestro país luego de 15 años de gobiernos del Frente Amplio. Un año que requirió de medidas de emergencia para paliar las consecuencias de la pandemia, pero que también se caracterizó por la conformación de un nuevo plan de desarrollo social, con apuestas transformadoras en el modelo de gestión y el abordaje de las personas en situación de calle, y que plantea nuevos programas para el acompañamiento en los procesos de autonomía y desarrollo de las personas.

Los desafíos que vienen son grandes y la situación actual nos demanda unidad nacional. Es momento de que toda nuestra clase política y sindical refleje el sentir del ciudadano de a pie, ese que no quiere peleas burdas sino un escenario de encuentro en todo lo que nos une. Estamos a tiempo de terminar con la especulación constante y el juego del cuanto peor mejor. El país lo requiere.

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