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Un desafío histórico

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FELIPE PAULLIER
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Uruguay atraviesa en estas semanas la etapa más crítica desde el inicio de la pandemia. 

Esta segunda ola de la enfermedad por covid-19, que está siendo en algunos países del mundo más grave que la primera, ha determinado en nuestro país una curva ascendente desde el inicio del mes de noviembre en lo que respecta a cantidad de contagios diarios y casos activos.

Desde el gobierno se ha insistido en estos últimos días en la importancia de reforzar las medidas de cuidado como el uso del tapaboca, el distanciamiento físico sostenido y limitar los contactos sociales. En lo que respecta a la respuesta para el seguimiento de los contagios, se ha fortalecido notablemente la capacidad del país para el testeo diario (ascendiendo a casi 5000 estudios diarios), así como reforzado el equipo de rastreadores del Ministerio de Salud Pública. Según consta en los reportes diarios del Sistema Nacional de Emergencia, aún frente a un aumento de los brotes, se ha seguido controlando el hilo epidemiológico.

Además, complementando las medidas que se vienen realizando desde el mes de marzo, el gobierno anunció estos días que realizará 50.000 tests serológicos para medir inmunidad en la población. Estos estudios, de desarrollo uruguayo a partir de la colaboración público-privada entre el Instituto Pasteur, la Universidad de la República, la ANII y ATGen, se aplicarán en personal de salud y de forma aleatoria en Montevideo y Canelones.

En estas semanas, donde la tensión y la preocupación en la población van en aumento, se han instalado en redes y prensa diversos debates buscando encontrar respuestas al incremento de casos. Como ha sucedido históricamente frente al análisis de una diversidad de problemas, la polémica rápidamente termina en la búsqueda de culpables y en eso, casi invariablemente, la culpa es de los jóvenes.

Los números, sin embargo, no son tan contundentes. La disminución en la percepción del riesgo sobre la pandemia no es algo exclusivo de los jóvenes y así lo reflejan los nuevos contagios.

Si bien la franja etaria de 15 a 34 años representa el 37% de los nuevos casos, en el grupo de 35 a 64 años se concentra el 41% de los infectados nuevos.

Sin dudas, en una etapa del año donde lo habitual es el encuentro, resulta clave apretar clavijas y ser contundentes en los mensajes y sus consecuencias. No es a través de la culpa ni el dedo señalador que vamos a dar vuelta esta historia. A los jóvenes nos toca ser otra vez protagonistas.

El mismo espíritu que determinó la participación de cientos en diversas movidas sociales para que no faltara un plato de comida en los momentos más críticos, hoy nos llama a liderar un cambio en la conducta y acciones para detener el ascenso de casos. Usar el tapaboca, descargarse la app y activar las alertas, así como limitar los encuentros en espacios cerrados son una condición necesaria para el tiempo que se viene.

Los jóvenes tenemos el desafío histórico de liderar el control de esta pandemia. Nos toca hacerlo por nosotros y nuestras familias, nos toca hacerlo para conservar el trabajo propio y ajeno, y nos toca hacerlo también para poder seguir disfrutando de las libertades conquistadas en esta pandemia a partir de los buenos resultados.

El desafío es enorme, pero sin dudas, una vez más, el tiempo es de los jóvenes.

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