A más de un año del arranque de esta pandemia, nadie pone en duda que las consecuencias a nivel social y sanitario de la misma van a ser de largo aliento.

A los problemas estructurales que nuestro país arrastraba, cuyas consecuencias fueron evidentes a las pocas semanas de estallar esta emergencia, se le suman los generados en estos catorce meses por la disminución de la movilidad y la necesidad de cerrar algunos sectores de la economía.

Hoy, con la ilusión puesta en el acertado plan de vacunación que lleva adelante nuestro país, nuestro norte tiene que estar en la promoción de nuevas herramientas y estrategias para promover el desarrollo de los sectores más afectados, y en la potenciación de aquellas que han mostrado tener buenos resultados a lo largo del tiempo.

En cuanto a lo último, el mensaje del Presidente de la República fue contundente en su entrevista de la última semana en Subrayado.

Lacalle Pou insistió en la importancia que tiene para nuestro país en este momento invertir en la primera infancia y se anunció un importante refuerzo en transferencias para familias con niños y nuevas herramientas para la asistencia y acompañamiento social a través del Plan CAIF y el Mides.

Si bien las estadísticas son preliminares, es evidente que la pandemia tuvo consecuencias diferentes para todos y repercute desigualmente en la población. En lo que respecta a población joven, la problemática del desempleo es sin dudas uno de los más importantes desafíos a los que nos enfrentamos.

Los números muestran que desde el año 2015 hay un ascenso ininterrumpido del mismo y lamentablemente, el impacto de la pandemia ha sido más fuerte en este grupo.

Recientemente, desde el Instituto Nacional de la Juventud presentamos una nueva herramienta dirigida a aquellos jóvenes que más necesitan del Estado y que hace foco en este problema.

Se trata de INJU Avanza, un programa que también involucra a otras direcciones del Ministerio de Desarrollo Social, el Inefop, la Secretaría Nacional de Deportes, el Inisa y el Sodre.

INJU Avanza es una de las nuevas apuestas programáticas presentadas en el marco de los 30 años del Instituto, cuya esencia radica en brindar oportunidades de integración social y capacitación para el mundo del trabajo, dirigida a jóvenes de 18 a 22 años sin ciclo básico completo y que están por fuera del mercado formal de empleo. Además, el programa será una herramienta puesta a disposición de los jóvenes que egresan de medidas privativas del Inisa en su proceso de reinserción comunitaria.

Durante un período de 12 meses los jóvenes que participen accederán a un acompañamiento social individual, espacios grupales de integración comunitaria a partir del deporte y la cultura, capacitaciones en orientación laboral y habilidades específicas para el mundo del trabajo por parte del Inefop, y apoyos económicos para estimular y acompañar los mismos.

Potenciar la autonomía y la libertad de las personas debe ser la meta principal de las acciones que lleven adelante los organismos del Estado en materia de desarrollo social, transformando las políticas de mera asistencia en una verdadera plataforma de oportunidades.