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Sin salida a la vista

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Fanny Trylesinski
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En pleno enero la modorra tradicional del Uruguay fue sacudida por la protesta de un movimiento rural actuando por fuera de las organizaciones gremiales que los nuclean.

Este episodio es novedoso por varias razones pero no por la situación económica que le da fundamento.

La mezcla de déficit fiscal financiado con endeudamiento y subas de tarifas e impuestos con tipo de cambio real deprimido, pone mucha presión sobre los productores agropecuarios en particular y sobre todos los sectores expuestos a la competencia internacional en general.

La economía uruguaya ha pasado por coyunturas similares y nunca han terminado bien. A la larga o a la corta el mundo nos trae a la realidad y en forma abrupta.

Algunas lecciones se han aprendido. Hoy tenemos: tipo de cambio flotante, manejo más cuidadoso de la deuda en términos de plazos y monedas, reservas relativamente abundantes, lo que hará que la caída sea menos violenta. Sin embargo la principal debilidad sigue presente, en una edición corregida y aumentada por estos gobiernos "progresistas". Se trata, por supuesto, del crecimiento descontrolado del gasto público.

Lo cierto es que las tasas internacionales de interés muy bajas y la abundancia de capitales a la búsqueda de mejores rendimientos permiten que la espiral de endeudamiento siga adelante. Sin embargo, para parecer que somos un país serio, hacemos de cuenta que estamos ajustando para reducir el déficit. Sin embargo la carga impositiva y tarifaria es mayor y el déficit no cede. El crecimiento del gasto parece tener ya vida propia. El ministro de Economía se ajeniza diciendo que es gasto "endógeno" cuando todos deberíamos saber que es fruto de decisiones tomadas por los gobiernos del FA, los anteriores y el actual.

Y las calificadoras de deuda soberana están encantadas porque claro, en este barrio en el que nos toca habitar somos una "mosca blanca" y los capitales a algún lado tienen que ir… Si Argentina coloca deuda a cien años, Uruguay es un paraíso de la prudencia fiscal.

Esta situación que se viene gestando desde la primera administración del Frente Amplio, ya había sido advertida por la oposición cuando durante la campaña electoral del 2014 había alertado sobre las luces amarillas que presentaba la economía uruguaya.

Como es habitual, la descalificación y el ninguneo por parte de los voceros del partido de gobierno estuvieron a la orden del día. Y la población les siguió creyendo, porque a nadie le gusta irse de la fiesta antes de tiempo. Incluso se le renovó la confianza y se le dio la mayoría absoluta para que siguiera haciendo lo mismo que en los años anteriores. Hasta el sector agropecuario siguió creyendo lo del "país productivo".

Hoy los márgenes de maniobra son mucho menores de lo que eran en el 2014 y la situación es más delicada. Las medidas que se requieren son más de fondo y no será este gobierno el que las tome. Por lo tanto hay malas noticias para el sector agropecuario, más allá de alguna ayudita puntual. No pueden esperar nada que mejore sustancialmente su situación porque para ello el gobierno tendría que tocar intereses de quienes constituyen su base electoral. Y estamos demasiado cerca de las elecciones…

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