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La indigencia subjetiva

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Fanny Trylesinski
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En nuestro artículo anterior comentamos los resultados del Informe Latinobarómetro referidos al "ingreso subjetivo", una variable que intenta medir cuánto le alcanza el ingreso a un grupo familiar en un mes.

Los datos mostraban que los hogares que declaraban que su ingreso era insuficiente y tenían grandes dificultades eran alrededor del 9%, una cifra bastante superior al porcentaje de hogares que según el INE y tomando en cuenta solamente el ingreso, eran considerados pobres.

El informe Latinobarómetro releva también desde el año 2011 otra variable de interés. La pregunta en cuestión que se formula a los encuestados es la siguiente: ¿en los últimos doce meses, cuán seguido usted o su familia no han tenido suficiente comida para alimentarse? Las respuestas posibles se clasifican en: "nunca", "rara vez", "alguna vez" y "seguido".

Invito al amable lector a reflexionar sobre este rango de respuestas y a intentar contestar la siguiente pregunta: ¿a qué hogares consideraría usted como "indigentes" o en "pobreza extrema"?

Seguramente quienes responden que sufren la falta de comida "seguido" deberían estar en la categoría de indigentes, no es cierto?

En el año 2016, el 3% de los hogares relevados por Latinobarómetro se declararon en esa situación. Los resultados de los años previos no son muy diferentes. Sin embargo, para el INE había solamente un 0.1% de hogares indigentes. Una diferencia sustancial.

Para cuantificar a la población indigente se suele utilizar una comparación entre los ingresos del hogar y una línea de indigencia. Esta última se define como el costo mensual de una canasta básica de alimentos (CBA) por persona, cuyo contenido calórico y proteico permite satisfacer un nivel mínimo de requerimientos nutricionales y que además refleja los hábitos de consumo prevalecientes.

En el caso uruguayo, el problema se encuentra en el cálculo del ingreso que se compara con la CBA. El mismo tiene componentes que nada contribuyen a su obtención, como por ejemplo el ingreso que se imputa por concepto de "valor locativo" y fundamentalmente el que surge de imputar las cuotas para los beneficiarios del Fondo Nacional de Salud (Fonasa).

Si se depuran estos componentes y se comparan las magnitudes relevantes, los resultados son muy distintos. Los hogares que no pueden solventar sus necesidades alimenticias pasan a ser casi un 1% en lugar del 0.1% que resulta de las estimaciones oficiales y más cerca de lo que surge del informe Latinobarómetro.

Tal como lo hemos sostenido en más de una ocasión, una definición inadecuada del ingreso relevante ha derivado en la intrascendencia de un indicador importante para la definición de políticas públicas en un tema particularmente sensible. Nos sigue llamando la atención el silencio de los analistas afines al gobierno sobre este tema. Entre estos parecen primar las lealtades partidarias sobre el pensamiento crítico.

A la vista de estas consideraciones, sería deseable dejar de escuchar de parte de nuestros gobernantes el latiguillo de "la indigencia es indetectable en el Uruguay". Se requiere un poco más de humildad y de atención a los indicadores que no dan bien. Atrás de los indicadores hay personas. Y en este caso, personas que comen salteado.

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