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Crecimiento vs. desarrollo

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En la década de los setenta del pasado siglo, la economía brasileña crecía a tasas muy elevadas dando origen a la expresión "milagro brasileño".

En la década de los setenta del pasado siglo, la economía brasileña crecía a tasas muy elevadas dando origen a la expresión "milagro brasileño".

Desde tiendas de izquierda y socialdemócratas se sostenía que el crecimiento no garantizaba el "desarrollo económico" que era un fenómeno mucho más amplio e incluía, entre otras dimensiones, la distribución del ingreso, el tipo de relaciones con el mundo y el grado de industrialización.

Esa temática quedó relegada a un segundo plano en América Latina en las décadas siguientes sepultado bajo inflaciones galopantes, problemas financieros y de endeudamiento y estancamiento económico.

Desde los primeros años del presente siglo y por más de una década, al amparo de condiciones económicas internacionales extremadamente favorables la región ha crecido en forma muy significativa quedando entonces la preocupación por el tema del crecimiento económico fuera del primer punto de la agenda. Esto se dio también en Uruguay a pesar de que desde tiendas oficialistas se pretenda permanentemente atribuirse todo el mérito del crecimiento desconociendo las espectaculares condiciones externas de estos años.

Por estos días, ha vuelto al tapete en Uruguay la discusión sobre los conceptos de crecimiento y desarrollo. Claro que sin profundizar demasiado, son otros los que ahora defienden una posición en la que el crecimiento del PIB ocupa el lugar central. Son los mismos que en los setenta criticaban esta identificación de crecimiento con desarrollo. Ahora resulta que lo que importa solamente es la cantidad de pulgadas de los televisores que podemos adquirir o la cantidad de autos y motitos que los uruguayos están comprando.

Otras voces sostienen que si bien la economía uruguaya creció, el país no se desarrolló. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿qué le faltó al Uruguay en esos últimos años para acompañar el crecimiento económico con desarrollo? El tema excede largamente lo que podemos plantear en esta columna pero por ejemplo, son excepcionales los casos de países que componen el club de los más desarrollados cuya inserción internacional esté basada fundamentalmente en la exportación de productos primarios y su procesamiento. En todos ellos las ventas con alto valor agregado son predominantes.

El Uruguay sigue estando muy lejos de esta situación. Seguimos siendo y cada vez más, exportadores de productos primarios y sus derivados. En el año 2013, según el Instituto Uruguay XXI, el 58% de la exportaciones de bienes se concentraba en soja, carne, cereales, lácteos y celulosa.

¿Qué es lo que nos impide diversificar nuestras exportaciones para agregarles más valor? Lamentablemente nuestro principal escollo es el capital humano, lo cual nos lleva a atender al enorme rezago que tiene el país en materia educativa. Los habitantes de los países desarrollados a los que hacemos referencia tienen más de 12 años de escolaridad promedio mientras que nosotros tenemos 8 y medio. Nuestra producción de ingenieros es de uno cada 8 mil habitantes, mientras que en Alemania, es cuatro veces superior.

Quien piense que las puertas del desarrollo para el Uruguay están al alcance de la mano que se lo vaya "sacando con peine fino".

Sería interesante que este tema formara parte del debate de la campaña electoral en ciernes en lugar de negar el problema o plantear falsos atajos para empezar a solucionarlo.

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Fanny Trylesinski

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