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Un largo camino

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La historia es vieja, conocida y muchas veces tergiversada. Sin embargo vale la pena recordarla. A comienzos del año 2003, una vez superada la terrible crisis bancaria del año anterior, el Estado uruguayo se encontraba en una situación extremadamente difícil para hacer frente a sus compromisos externos.

La historia es vieja, conocida y muchas veces tergiversada. Sin embargo vale la pena recordarla. A comienzos del año 2003, una vez superada la terrible crisis bancaria del año anterior, el Estado uruguayo se encontraba en una situación extremadamente difícil para hacer frente a sus compromisos externos.

La disyuntiva era clara: se podía tomar un camino “a la Argentina” del 2001, declarando default o intentar una negociación con los acreedores de modo de lograr un canje de la deuda que vencía en el corto plazo por otra de mayor plazo. El gobierno optó por ese segundo camino en el entendido de que el Estado uruguayo padecía una crisis de liquidez y que con la mejora en la situación económica podría honrar sus compromisos como lo había hecho siempre. Por otra parte, se preservaba un activo muy importante para un país pequeño y que requiere de financiamiento externo: la confianza.

Mientras las autoridades de la época intentaban llegar a un acuerdo amigable con los acreedores respetando monedas y montos y alargando los plazos de la deuda, el Dr. Tabaré Vázquez pedía que el gobierno unilateralmente realizara quitas y bajara intereses. Mucho se discutió si eso era un llamado al default o no. Lo cierto es que el momento elegido no pudo ser peor. Afortunadamente el canje de deuda se logró y eso le permitió que, años más tarde durante su primer gobierno, Uruguay accediera a los mercados financieros internacionales en condiciones beneficiosas. La continuación del manejo profesional de la deuda hizo el resto. En un mundo abundante en capitales y bajas tasas de interés, el país logró recuperar el grado inversor en el 2012, diez años después de haberlo perdido y con bastante rezago en relación a su situación financiera. Pero las agencias calificadoras siempre nos dan “noticias viejas”.

Al cumplir un año de su segundo gobierno, el Dr. Váz-quez se dirigió a la población intentando mostrar sus presuntos logros y marcando algunas líneas de acción. En materia económica dijo: “en primer lugar, trabajar fuertemente para no perder el grado inversor; siendo este el activo financiero intangible más importante que tiene Uruguay. De perderse el mismo, los impactos indirectos sobre el sector real de la economía serían muy negativos. La confianza en el país se vería afectada y, con ello, la inversión extranjera directa, la cual ha sido uno de los pilares del crecimiento de los últimos años. Asimismo, implicaría un aumento significativo en la carga de intereses de la deuda pública y aumentaría el costo del endeudamiento para todos los proyectos de inversión, tanto públicos como privados, lo que podría reducir el volumen general de inversiones…”.

Sin lugar a dudas un enorme avance discursivo del Dr. Vázquez que muestra el largo camino recorrido desde el planteo de reestructurar unilateralmente la deuda a cuidar el grado inversor.

El gran problema en esto como en muchos otros temas, es que no alcanza con discursos correctos. No será por ello que las agencias calificadoras nos mantengan en esa categoría. Es hora de mostrar cambios a nivel de las políticas para revertir una situación fiscal que ya es preocupante. Si se sigue “haciendo la plancha”, los mercados financieros empezarán a perder confianza en los títulos uruguayos y cuando las calificadoras reaccionen, no serán más que mensajeros de “noticias viejas”.

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Fanny Trylesinski

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