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El Trump de los demócratas

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CLAUDIO FANTINI
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Es la versión demócrata de Trump. Como si el reflejo en el espejo del magnate inmobiliario que está en la presidencia, fuese el magnate financiero que ocupó la alcaldía de Nueva York.

Pocas veces se dan tantas similitudes entre dos personajes de la política como las que se dan entre el jefe de la Casa Blanca y el aspirante a la candidatura demócrata Michael Bloomberg.

Ambos son millonarios y neoyorquinos. Los dos ocultan sus declaraciones impositivas y coleccionan denuncias de acoso sexual. Además, destilan desprecio por la población negra y por los inmigrantes latinoamericanos. Y los dos fueron tratados como impostores cuando buscaron la candidatura presidencial en sus respectivos partidos.

Si Trump terminó imponiéndose en una interna en la que lo atacaron desde el conservadurismo duro de Ted Cruz y desde el centrismo con exponentes de dinastías republicanas, como Jeb Bush, entonces a Bloomberg no lo debería desanimar su debut en las primarias demócratas, en el debate de Las Vegas, donde los otros panelistas coincidieron en atacarlo a mansalva.
Hay otras razones que lo alientan a seguir.

A él, Trump no puede acusarlo de “comunista” como hace con los demás demócratas, porque su trayecto empresarial es una oda al capitalismo. Tampoco puede decir que permitirá una “invasión de inmigrantes”, porque como alcalde de Nueva York mostró xenofobia y mano dura con polémicas medidas como el “stop and frisk”, que permitía a la policía detener y cachear a discreción en los barrios de inmigrantes latinos.

Bloomberg siente, además, que en la cultura triunfalista que adora el éxito y equipara riqueza con virtud, es el más apto para vencer al actual presidente porque es inmensamente más rico que él.

Bloomberg es el único aspirante demócrata frente al cual Trump no puede alardear de sus millones. Y si al actual presidente no lo debilitaron las denuncias de acoso sexual ni ocultar los impuestos ni los estropicios verbales, tampoco debería debilitar al ex alcalde que fue republicano hasta hace dos años. Pero todo eso es también su punto débil.

Biden no parece el mejor candidato porque su perfil es tan vaporoso como su discurso. Sanders tiene a favor su coherencia, pero representa una izquierda que, por radical, resulta divisiva. También Bloomberg es una figura divisiva. En Argentina los describirían como “los candidatos de la grieta”. Igual que Trump. Y el gran aporte demócrata sería reconciliar lo que el populismo y los ideologismos dividen e infectan de odio político.

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