Qué mala pasada nos juega el ego cuando creemos que somos los dueños de la verdad. Esa sensación de orgullo, la necesidad de sobresalir, el aparente fortalecimiento del saber en virtud del "más" y la mengua en virtud del "menos", no es algo bueno ni malo: es el ego.
El Presidente de la República supo decir tiempo atrás que el único proyecto viable para el país, es el de su colectividad política. Lo volvió a reiterar hace pocos días, luciendo en su pecho la "tricolor del FA" y no la "celeste de todos". No viene actuando a la altura de las circunstancias. Ha perdido total objetividad e ingresa a la cancha defendiendo un solo partido. Dicha opinión no solo denota soberbia sino menosprecio por los adversarios políticos que como él, también quieren gobernar para que la gente viva mejor. Sentir que tenemos la razón mientras que los demás están equivocados, es uno de los principales patrones egotistas de la mente. Es el hábito compulsivo de hallar fallas en los demás y de quejarse de ellos. Aplicar rótulos mentales negativos a los otros, suele ser un componente fundamental del ego. Y aquí el sayo es repartido. Utilizar adjetivos ultrajantes es la forma más cruda de esos rótulos y de la necesidad del ego de tener la razón y triunfar sobre los demás.
Pero al margen de eso, hay que tener desparpajo (me refiero al Presidente) para opinar así cuando actividades tan esenciales de su gobierno son calamitosas.
La educación, la seguridad, la inserción internacional (hay que pedirle permiso al Papa o a la Mesa Política para firmar un tratado con Chile), la infraestructura, trabas a la vivienda promovida, lo del agro fue palmario, etc.
Falta un amplísimo sentido de autocrítica, una buena dosis de humildad, un espíritu de respeto hacia el otro, hacia el que piensa distinto.
Cómo no se ha tenido el sentido común, es dable preguntarse, de convocar a Ernesto Talvi y dialogar sobre sus ideas respecto a educación. Como dice el citado Talvi, se necesitan liceos de horarios supercompletos, de 8 a 18 horas, un director con autonomía. Hay que reconstruir el tejido social y para ello propone instalar 136 liceos, coordinados por el Plan Ceibal a un costo de 150 millones de dólares por año, por encima de lo que hoy gasta la ANEP para atender la misma población.
El Dr. Vázquez casi ni ha dialogado con la oposición, a excepción de los temas de la venta de alcohol, los de seguridad (quedaron en su mayoría en agua de borrajas) y aquella puesta en escena con los expresidentes, hablando del petróleo que siempre estamos por encontrar…
Me proyecto hacia atrás y recuerdo todas las leyes laborales que se dictaron en el primer gobierno de Vázquez. La sensación que dominó antes y ahora, fue y es que la parte empresarial si bien fue llamada a dialogar, no fue tenida en cuenta respecto a sus aportes. Simplemente fue un decorado para la opinión pública que se sabía iba a desembocar en la prevalencia de una sola opinión.
Creo que el tan manido ego es una razón determinante en el espíritu mezquino que prima en el relacionamiento entre empresarios y obreros e incluso entre empresarios con el gobierno. Existe como una suerte de preconcepto lesivo de ambas partes recíprocamente, que refleja que se conversa pero no se escucha, se dialoga pero no hay entendimiento. ¿Cuánto tiempo lleva la manida queja empresarial ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT)? ¿Cómo hablar de convivencia donde no se respeta la verdad?
Subjetivamente todos tenemos nuestra verdad. Pero me refiero a la verdad objetiva, a la que es igual para todos, a la que rebosa del suceso. Es precisamente esta verdad, palpable y comprobable, que muchas veces es adulterada por la pasión y negada por la parcialidad.
Colofón: el ego hay que neutralizarlo; actuemos con autenticidad, no nos forjemos un personaje, la absurda importancia que se le atribuye a la fama es una de las muchas manifestaciones de la locura egotista de nuestro mundo. Al estar rodeados solamente por quienes alimentan una imagen distorsionada que tienen de sí mismos, los líderes pierden capacidad para establecer relaciones genuinas.
¿Recuerdan la película Forrest Gump? El personaje corre sin rumbo y se le suman seguidores que corren detrás de él pero sin saber por qué y para qué. En un momento, el protagonista se para y aduce cansancio y los seguidores quedan atónitos y huérfanos de líder.
Un buen líder genera líderes; un mal líder genera seguidores. Es lo que quieren "algunos jerarcas" del oficialismo con sus planes "solidarios" y la paupérrima educación: abogan para que la gente los siga y no piense… Perpetuarse en el poder es la consigna, les gana el ego (y la insensatez) por goleada.